Siempre le pasa algo. Cuando no son sus propios errores o su incapacidad, son las virtudes del rival o el infortunio. Da igual. El caso es que al Deportivo nunca le salen las cosas y, después de catorce jornadas sin ganar, no puede ser casualidad. Por algo es colista. Se hunde cada vez más instalado en un drama permanente, el que amenaza con arrastrar a Segunda B a un equipo que cae por sistema, como por inercia. Pierde cuando lo merece y también, como ayer, cuando hace lo suficiente como para arañar al menos un punto. El Elche hizo lo que suelen hacer los rivales del Dépor, lo justo para tumbarlo. No necesitó gran cosa para endosar al equipo coruñés su segunda derrota consecutiva en Riazor, solo defender con orden, esperar algún regalo y saber sufrir en los momentos clave. Al final, 1-3 y la sensación de que haga lo que haga, este Deportivo no es capaz de ganarle a nadie. Toca fondo cada domingo y lo peor es que sigue en caída libre. Un panorama aterrador, como para echarse a temblar.

Otro desenlace trágico en una mañana oscura y lluviosa que empezó con una buena puesta en escena por parte del conjunto de Luis César. Al poco público que acudió a Riazor le agradó el hambre y la personalidad con la que el equipo inició el encuentro. A ninguno le temblaron las piernas. Tampoco a Mujaid, el elegido del técnico para recomponer el lateral derecho. El Dépor no hizo un fútbol vistoso, pero logró meter al Elche atrás mediante dos vías: los balonazos a Koné y los chispazos de Mollejo. Mucha movilidad arriba pero poco fútbol por dentro, con Aketxe de nuevo demasiado desconectado del juego. Un lujo excesivo tenerlo solo para el balón parado. El vasco probó a Édgar Badía en el minuto 9 y cuatro después, también de lanzamiento directo, Gonzalo Verdú sorprendió a Dani Giménez en la otra portería con un disparo que se envenenó tras rozar en la barrera.

20

El Dépor cae 1-3 ante el Almería

Otra vez a remar contra corriente, la penitencia de siempre para el Deportivo en esta temporada tan aciaga. Tenía mucho tiempo por delante para buscar la remontada y no se descompuso a las primeras de cambio. Siguió intentándolo con insistencia tratando de ensanchar el campo sobre todo por la banda izquierda, la de Salva Ruiz y Mollejo. Ambos conectaron en el 17 para generar una buena llegada, aunque más clara fue la ocasión de Manu Sánchez para el Elche. Casi marca el segundo a la salida de un córner justo antes de que Mollejo devolviera las tablas al marcador con un gran remate tras una buena combinación por banda entre Montero y Salva Ruiz (m.26).

Al Dépor le faltaba fluidez con la pelota y profundidad para acabar las jugadas. Dominaba la posesión, pero el control era del Elche. Vivía de zarpazos aislados, casi siempre fáciles de contener para la ordenada defensa ilicitana. Koné era una isla rodeada de rivales. Peleó todas las pelotas, pero pocas le llegaron en buenas condiciones. Tras el descanso el marfileño perdonó el segundo. Nació de la nada, de otro de esos balones en largo al espacio. Fue la más clara de los blanquiazules en el arranque de una segunda mitad en la que pidieron penalti por mano de Verdú. Díaz de Mera, a instancias del VAR, no apreció pena máxima. Sí la vio en el área coruñesa tras el doble error de Dani Giménez, primero al no atajar el disparo de Nino y luego al derribar a Claudio Medina. Fidel convirtió desde los once metros (m.57) y a partir de ahí el Dépor fue un querer y no poder.

Luis César buscó soluciones en el banquillo pero los tres cambios, más que sumar, restaron. Ni Borja Valle, ni el silbado Christian Santos, ni tampoco Borja Galán le dieron otro aire al equipo, cuya impotencia fue notable en la recta final. Solo Mollejo, con un cabezazo que rechazó Badía, estuvo cerca de empatar. Aketxe, de falta, y Koné, con un disparo alto, también lo intentaron sin éxito.

Mucho corazón y poco fútbol en el equipo coruñés, que se estrelló una y otra vez contra el sólido muro franjiverde. El Elche supo sufrir y a base de oficio y muchas interrupciones acabó por desesperar al Dépor, impotente y desquiciado. Tanto, que Aketxe regaló el tercero con una pérdida infantil que propició la contra letal de los visitantes. La culminó Pere Milla (m.87) para facturar los tres puntos rumbo a Elche y hundir un poco más al Deportivo. Huele a cadáver. Ni suma, ni mejora, por mucho que diga Luis CésarDeportivo Luis César.