Por primera vez en mucho tiempo el Deportivo hizo más cosas bien que mal, las suficientes como para haber amarrado los tres puntos frente al Alcorcón. De algo le tiene que valer el partido de ayer. No por el empate, que no arregla nada, sino por haber encontrado un camino para reaccionar, el del trivote y el tridente, pero también el de la intensidad, la solidez y la valentía. El cambio de dibujo le sentó bien al equipo en todo, salvo en el marcador. Otra oportunidad perdida o un punto de inflexión. Según se mire.

Desde luego, el Dépor fue otro, un equipo de verdad tanto en ataque como en defensa. Demostró que está vivo realizando un esfuerzo descomunal, desde el primero hasta el último. Todos a una en busca de un resultado necesario después de tanto tiempo sin ganar. Con corazón, muchísimo, pero también con bastante más fútbol que de costumbre. Solo le faltó el gol para reencontrarse con el triunfo, y ya son dieciséis las jornadas sin vencer. Suma sensaciones, escaso consuelo cuando lo que necesita son victorias.

Un cuarto de hora largo tardó en empezar a cuajar la nueva fórmula planteada por Luis César. Tardó seis jornadas en darse cuenta de que había que cambiar algo, mucho, para que los resultados acompañaran. No hizo ninguna gran revolución, pero sí retocó el dibujo habitual para montar un trivote en el centro del campo y un tridente en ataque. A varios les sentó bien esa nueva propuesta, especialmente a Vicente, más liberado para jugar y hacer jugar a sus compañeros.

No era difícil mejorar teniendo en cuenta de dónde venia el Dépor, de la nada más absoluta. El isleño quiso la pelota tanto como en sus primeros partidos de blanquiazul, cuando deslumbró fugazmente a las órdenes de Natxo González. Fue el faro en una primera parte más que decente del Dépor, lo suficientemente buena para haberse ido al descanso con ventaja. Llegó varias veces con peligro a la portería contraria, pero sin conectar ni un solo disparo entre los tres palos para por lo menos probar al joven Miralles, el tercer portero del Alcorcón.

Los alfareros no se volvieron locos en ataque. Defendieron con orden, bien arropados, a la espera del error del Dépor, lo que suelen hacer sus rivales para acabar tumbando al equipo coruñés. Por lo menos, los de Luis César le pusieron intensidad y valentía para atacar sin tregua. Con pelotazos, bastantes, pero también triangulando con paciencia para tratar de conectar con los tres de arriba: los incisivos Mollejo y Koné, más Longo, de nuevo desaparecido. Intenta poco el italiano y no le sale casi nada. Más y mejor entró en el partido Luis Ruiz, sustituto obligado del lesionado Salva. Varias veces ganó la línea de fondo para centrar cargado de desparpajo, el que también derrochó Mujaid para asomarse al ataque desde el otro perfil.

Stoichkov, con un tímido cabezazo a las manos de Dani Giménez, fue el único que acabó con sentido una jugada para el Alcorcón en los primeros 45 minutos. Mucho más llegó el Dépor, sobre todo por mediación de Koné, sin puntería para transformar en gol los grandes pases que le filtraron primero Vicente y luego Mollejo. Incluso Longo estuvo cerca de marcar tras varios rechaces pero acabó disparando a las nubes. Al Dépor solo le faltaba el gol para reflejar en el marcador su claro dominio, acentuado en el tramo final de la primera parte.

Tras el descanso, más de lo mismo. Longo tuvo una clara antes de ser sustituido e incluso Mujaid se atrevió a conducir directo hasta la cocina cargado de potencia y fe. El Deportivo dominaba, pero sin tanta contundencia. Le empezaban a pesar las piernas después de haber hecho un desgaste tan grande en la primera mitad. Llegaba mucho arriba, pero sin precisión en el último pase ni puntería en el remate. Muy alto disparó Mollejo, que nunca bajó los brazos. Ni él, ni nadie. Todos arrimaron el hombro hasta el final, tanto en ataque como en defensa. Incluso Vicente se pegó una carrera de 50 metros casi en el 90 para abortar una contra peligrosa. Hacía mucho tiempo, todo, que el Alcorcón daba por bueno el empate. Ernesto y Sandaza la pudieron liar, igual que Aketxe de falta y Álex desde lejos. Sin goles se llegó al final.Otra jornada más sin ganar, pero esta vez con un plan, un camino, algo a lo que agarrarse para el futuro.