Fernando Vázquez no termina de aceptar que el Dépor ya no es equipo de Segunda porque le carcome la indefensión a la que se ha visto sometido, las decisiones políticas que le han empujado al precipicio y, además, considera que no se debería bajar el pulgar, mientras la vulneración de la competición no sea juzgada. Aun así, poco a poco, el paso de los días está haciendo que el técnico de Castrofeito empiece a desviar el foco a la que es ahora mismo la única realidad del Dépor y a meterse en la dinámica de la categoría de bronce. Para él, lo primero debe ser cambiar la mentalidad. El equipo coruñés no va a arrasar ni mucho menos, aunque sea un grande, un campeón de Liga. "Vamos a jugar en una competición en la que todos podrían pensar que somos el Madrid o el Barça del campeonato, pero nadie nos va a regalar nada", avisó. "Cuando no conoces a jugadores de la categoría tiendes a menospreciarlos. Por muy Dépor que seamos, hay que aceptar que hay buenos jugadores y grandes clubes. Va a ser muy difícil. Es una gran responsabilidad. Hay que tener la humildad para aceptar que vamos a perder y empatar partidos. No menospreciemos a esta Segunda B", concluyó en su primera comparecencia desde el revés del CSD con el calendario.

Y el primero que debe dar ese paso es él mismo. Vázquez ha cimentado los últimos 25 años de su carrera en múltiples estadías en equipo profesionales y ahora vivirá su primera campaña en la categoría de bronce desde 1995, año en el que abandonó el Lugo para guiar al Compos en Primera. "Veré ahora partidos de Segunda B, hace muchos años que no la sigo. Me tengo que poner al día. Miraré de este grupo y de otros. Es tan dura la competición que nos vamos a enfrentar a todos. Asusta por el sistema, es durísimo, lo nunca visto", apunta señalando un factor clave: esta laberíntica competición con 102 equipos en la que solo suben cuatro y en la que habrá que pasar exigentes cribas en varias fases del año. Ese listón, el formato y la tardía configuración también influirán en el estilo de un nuevo Dépor que no se atreve a definir: "No sé cómo vamos a jugar porque no tengo toda la plantilla. Cuando esté construida, será el momento de hablar", avanzó.

Ambicioso

Especuló con el estilo, pero no dejó de ser ambicioso en la planificación. Lejos queda ya ese Vázquez que dudó incluso de su continuidad en pleno revés de las autoridades deportivas. Ahora le gusta lo que ve y aspira a que no se produzcan muchas bajas en su plantel, a pesar del quebranto que supone convivir con esa indecisión en el trabajo diario: "Tengo la esperanza de que todos den el ok. Fede y Rolan no son problema porque ya sé que no van a ser míos (la próxima liga), pero tengo otros que se podrían quedar o marchar. Te puede molestar un poco y teóricamente es perjudicial, pero conocemos a los chavales y dieron muestra de comportamiento profesional exquisito ante el Fuenlabrada. Si Uche y Keko continuasen, ya tendría un equipo competitivo, salvo delanteros, que nos faltan", razonó.

Los que pueden salir y los que van llegando. El entrenador se muestra encantado con las incorporaciones de Carlos Abad y Borja Granero y con el fichaje en ciernes de Celso Borges. "Están viniendo jugadores de un nivel importante. Estoy encantado. Mi opinión es muy favorable (a las dos incorporaciones), ya dije que el trabajo de Richard Barral en invierno me había parecido excepcional", sentenció.

Mientras termina de perfilar el plan, también avanza en cerrar su cuerpo técnico. Le seguirá acompañando Pombo, ya tiene nuevo entrenador de porteros y le falta un segundo. Ya tiene nombre y apellido ese ayudante, es de la casa y lo ha elegido él, solo queda que llegue a un entendimiento con el propio Dépor. "El segundo entrenador se llama David Sánchez y estamos esperando a que se arregle su situación con el club. Tendré un cuerpo técnico ya integrado en el club. Era mi analista, lo seguiría siendo y me ayudaría en el campo", concluyó.