La inercia positiva de las últimas jornadas impulsó el pasado fin de semana al Deportivo a estrenarse en la segunda fase con victoria ante el Marino de Luanco, la cuarta consecutiva de la temporada. Esta tarde buscará la quinta en el Nuevo Ganzábal, un escenario singular por su superficie, de hierba sintética, pero también por la competitividad del Langreo, capaz de plantarle cara a cualquier rival. No será un adversario fácil para los coruñeses, que deberán mejorar la pobre imagen que ofrecieron el pasado domingo en Riazor, sobre todo en la faceta ofensiva, si quieren tener opciones de sacar adelante el partido de hoy y, de esa forma, dar un paso de gigante hacia el objetivo de clasificarse para la Primera RFEF.

Rubén de la Barrera perdió esta semana a Borja Galán, que se suma a Derik Osede en la enfermería blanquiazul, mientras que Ángel Rodríguez también tiene dos bajas por lesión, Baunbag y Xurde. A cambio, el técnico coruñés recupera a Uche Agbo, que se perfila como la principal novedad en el once inicial tras perderse por sanción el partido ante el Marino. El regreso del nigeriano permitirá fortalecer el centro del campo y adelantar la posición de Raí para que juegue más liberado tratando de asociarse tanto con Keko como con Miku, los otros dos hombres más ofensivos del Deportivo.

El venezolano anotó cuatro goles en las últimas tres jornadas, pero la aportación del madrileño ha tenido mucha más importancia en la línea ascendente del equipo coruñés. Las lesiones le impidieron gozar de la continuidad que le hubiera gustado y desde que regresó a la competición el Dépor es otro, con más desborde, calidad y talento en campo contrario. El césped sintético de Guijuelo mandó a Keko a la enfermería en la sexta jornada y tardó mes y medio en reaparecer, así que esta tarde deberá dosificar sobre otro campo de hierba artificial, el de Langreo, para evitar una nueva lesión que sería fatal teniendo en cuenta que después de hoy solo quedarán cuatro partidos.

Para todos es un reto y a la vez una obligación adaptarse con éxito al campo, tal y como reclamó esta semana Rubén de la Barrera. “No pierdes por jugar en césped artificial, pierdes por tu predisposición mental —alertó el técnico—. No vamos a jugar en una caja de cerillas, tenemos que quitárnoslo de la cabeza”. No quiere excusas para este Dépor ya en el esprint final de la temporada en pleno mes de abril. La lección debería estar aprendida después de haber recibido tantos palos en Segunda B. Toca remangarse. La puerta hacia el objetivo inicial del ascenso está cerrada, pero la nueva meta de la Primera RFEF requiere máxima concentración y un altísimo nivel competitivo, justo lo que siempre garantiza el Langreo.