Los juveniles del Dépor, con Noel y Trilli a la cabeza, han pasado en unos meses de ser unos semidesconocidos para una parte del deportivismo a acaparar portadas, conversaciones, anhelos y hasta preocupaciones entre los seguidores por el futuro incierto de alguno de ellos. Entre sus goles, sus irrupciones, sus homenajes y las conversaciones para renovar, Borja Jiménez pone la voz de alarma ante una posible "sobreexposición" de una camada de futbolistas que apenas supera los 18 años. "No les ayuda", avanza. "Son jóvenes. Hablar todos los días y cargarles de esa responsabilidad... Noel es el mismo que inició la pretemporada. El día que no tenga la misma ilusión tendremos un problema porque se equivocará, le equivocarán o le equivocaremos. Estoy contento con él, está muy centrado. Sus características son diferentes a las de otros delanteros del plantel y tendrá su momento, debe seguir entrenando como hasta ahora. No podemos echarle todo eso la mochila a Noel, que aún va al cole, para que sea el salvador del club. Hay que tener muchísima paciencia, darle su espacio en el equipo. Pequeños pasos para que se afiance. Que nos ayude, pero no todo puede recaer sobre él. Es un activo del club. Si queremos que los canteranos nos ayuden muchos años, hay que ser cautos e irá bien porque tienen mucho talento", argumenta el técnico con un tono de cierta preocupación.

El impacto de estos jóvenes es tal, a pesar de acabar de llegar, que Trilli es la baja más sensible del equipo en esta inicio de liga. La incerteza en el lateral derecho fomenta esa sensación, aunque Borja la desdramatiza. "La semana pasada ganamos sin él y cuando esté para volver, tendrá que pelear por un puesto. Nos gustaría que no hubiese lesiones en el mundo del fútbol, pero es algo que no podemos cambiar. Hay que seguir, aunque sea una faena", apunta.

Hace siete días en Tudela solo Alberto Benito entró por el lateral de Ortigueira, a pesar de las diferentes probaturas de las jornadas previas. Esta semana ha estado también ensayando cambios, incluso de sistema. Borja no adelanta sus planes y reconoce que está abierto a realizar modificaciones, pero asegura que es por su filosofía de gestión de grupos, por lo que demanda el rival, no porque note ya piernas cansadas. "Es pronto para hablar de acumulación de minutos, eso es en la jornada 30. Todos pueden meter todavía mucho minutaje en las piernas. Tenemos una plantilla amplia y ya lo saben (que puede haber cambios), puede ser una constante. Es mi forma de entender el fútbol, de plantear los partidos, de hacer que todo jugador se sienta útil", analiza.

Todo para visitar La Planilla, un terreno de juego que exigirá tanto o más que el Ciudad de Tudela, pero con un escenario de partido, con un rival con salvedades importantes. "Vamos a un campo en el que será difícil puntuar este año", avisa de entrada. "El Calahorra es un equipo divertido, atrevido, valiente, que acumula gente en la última línea, que corre riesgos en el inicio de jugada y que es desequilibrante individualmente. En el campo habrá buen ambiente de fútbol, con jugadores contrastados en la categoría que el año que viene pueden dar un salto. Será un partido bonito", sentencia.

El mayor anhelo del Dépor y de Borja Jiménez es seguir ganando, quizás con menos sufrimiento que en Tudela, pero el técnico considera que muchas veces no es fácil rebelarse o esquivar ese tipo de guion de partido, ese abuso de centros laterales en los rivales. Solo queda adaptarse y responder. "Es difícil controlarlo cuando te atacan directo. No hay otra manera de defender; hasta que no cae el balón, no puedes hacer nada. Mi equipo estuvo a un nivel alto ante los centros laterales y en las marcas y eso me alegra porque vamos a vivir muchos momentos así", asegura destacando el fondo de armario que tiene con Lapeña, Jaime, Granero y Trigueros, todos a un gran nivel y todos respondiendo en Tudela. "Son los cuatro muy buenos, no me había pasado nunca".