Casi nada le salió bien ayer al Deportivo después de adelantarse contra Unionistas. Perdonó y en un abrir y cerrar de ojos vio como el equipo salmantino le remontaba mientras se descomponía a partir del agujero que ha surgido en el lateral derecho. La ausencia por lesión de Trilli se ha notado demasiado, y ni siquiera está del todo claro si el juvenil entraba del todo en la planificación de una posición que se ha quedado coja. Los intentos de Borja Jiménez por paliar la baja del canterano desembocaron ayer en una fórmula que condicionó al equipo, desnaturalizando por completo en algunos tramos del partido.

El recurso de Lapeña como lateral derecho improvisado en Salamanca desplazó al que hasta ahora había sido el central más fiable del equipo y le condenó a que el exdeportivista Rayco le sometiese a un calvario. Las penas del defensa hubieran sido menores de haber encontrado alguna ayuda en Juergen, orillado también ayer al costado derecho, o si los apoyos desde el centro del campo hubieran sido más frecuentes.

Naufragaron en esa tarea tanto Álex Bergantiños como Villares y lo que apareció fue un terreno libre que aprovechó la segunda línea de Unionistas para hacer estragos y remontar un partido que se les puso crudo al comienzo.

Al Deportivo le faltó cintura para ordenarse a partir de otra propuesta y no debería verse tan condicionado en su juego a partir de la ausencia de laterales. Borja Jiménez, sin embargo, insistió ayer en darles protagonismo frente a los jugadores de banda ofensivos. Pobló el centro y no encontró caminos para llevar peligro al área de Unionistas en la segunda mitad.

La entrada de Alberto Benito equilibró al equipo y le dio un orden más armónico, pero el liderato se escapó igualmente después de un arranque de temporada inmaculado.