UD Logroñéso1Deportivo

Fue una de esas victorias de las que hacen cuero y forjan ascensos. Lejos del brillo, la puntería y la capacidad del Dépor para maniatar a una encasquillada UD Logroñés le hacen salir de Las Gaunas con tres puntos y como líder solvente y asentado. Sobrio, rocoso, el equipo de Borja, también algo plano en su juego, aprovecha el gol de Miku para meter el partido en el congelador y coger velocidad de crucero. Presenta, de nuevo y con más fuerza que nunca, su candidatura al regreso a Segunda, mientras afina su apuesta futbolística. Riazor ya era su mayor vivero y Logroño le permite aprobar una reválida exigente tras los resbalones de Salamanca, Irún y Santander.  

Borja vio, como todos, a su equipo excesivamente plano e inofensivo en muchas fases del duelo ante el Zamora y quiso tener a dos extremos en el césped desde el primer minuto. Ante las complicaciones que tiene siempre por dentro para crear, sin un mediapunta y con el bajón de Quiles, más dinamita en los costados. Víctor, Héctor, William y Doncel. Tenían premio los ataques furtivos del catalán y el gol del brasileño saliendo desde el banquillo ante el Zamora. De la intención a la realidad, hubo un trecho, porque ese punto de riesgo o de picante por el que apostó el técnico abulense terminó quedándose en nada.

El Dépor tocaba y tocaba en los primeros minutos sin la más mínima profundidad. Su rival era casi un espejo. Su lentitud en la salida de balón era extrema. Mackay y Serantes, meros espectadores, preocupados de cualquier tipo de entumecimiento. Ahí, en ese tramo de encuentro, al equipo coruñés le pasó durante muchos minutos lo mismo que en algunos de sus últimos encuentros. El Dépor es fútbol control. Desea tenerlo todo orden, bajo supervisión, nunca le añade vértigo a su acciones, siempre un pase de seguridad. Hasta su rival de esta tarde pareció invitarle a presionar más arriba ante su inoperancia en el germen de la jugada y ni así se estiró. El partido, en definitiva, era difícil digerir para un espectador neutral, incluso para uno que no lo fuese.

En torno al ecuador, el Dépor empezó a animarse. Una cabalgada de Doncel casi supone el primero y Héctor pudo por fin empezar a descolgarse por la izquierda. Muy poquito, al menos era algo. Elitim comenzaba a dibujar pases con un poco más de enjundia, mientras Miku estaba excesivamente solo. Pasada la media, el grupo blanquiazul subió media revolución su intensidad, su presión y encontró el premio. Primero fue Víctor, después Villares y acabó embocando el venezolano a la red una pelota suelta. 0-1, minuto 37. Faena justa y aseada, botín máximo.

El Logroñés, sin que le sobrase nada, apretó junto a su pejiguera grada. Su pretensión era deshacer el entuerto antes del descanso. Quería correr y transitar, no podía. Aún así, la tuvo antes del paso por vestuarios. El cabezazo de Guarrotxena olía a empate. Mackay vio como se marchaba por milímetros. El Dépor ganaba una vida extra en una tarde que amenazaba aún con curvas cerradas.

Ambas escuadras querían algo diferente para el segundo acto, al menos en lo que se refería al guion de encuentro. El Logroñés pretendía ser más veloz y que el área blanquiazul no fuese un territorio inhóspito y el Dépor, aprovechar esas dudas de los riojanos en la salida de balón para finiquitar el encuentro. De esta manera, el duelo se trasladó unos metros mas cerca de la meta de Serantes en los primeros minutos y hubo cierta esa sensación de vaivén, de encuentro más abierto. Fue muy leve.

Borja vio pronto que había que refrescar su apuesta, percibió que más que extremos, necesita ahora un delantero que supiese aguantar la pelota y que le echase una mano a Miku en la oxigenación del equipo. Quiles fue reclutado e entre los suplentes y a William le tocaba descansar. El andaluz, muy solo en muchos momentos, se cansó de retener la pelota para dormir el partido y solo le faltó algo de compañía para armar una jugada que pudiese suponer el 0-2.

El Logroñés, mientras tanto, seguía siendo un equipo inocuo y con armazón del juego un tanto robótico. Ni transitaba ni le funcionaba el fútbol directo. Encasquillado. Mere movió el árbol y poco encontró. Dubasin seguía maniatado y solo Guarrotxena era capaz de inquietar. Además de la de la primera parte, tuvo un balón suelto en el área que pudo ser el empate a falta de diez minutos. Hoy el Dépor sí tuvo esa pizca de suerte que redondeó un partido más que serio, el que le permite asaltar Las Gaunas y asentarse en el liderato. Una tarde sin excesivas luces, pero de las que sirven para cimentar un ascenso.