El Dépor no se va, de momento se queda. Si alguien pensaba que iba a dimitir, va a tener que esperar y obligarle. A lomos de la pegada de Quiles y de un partido con viento de a favor, el equipo coruñés vive de manera inesperada su tarde más plácida de la temporada. Goleada con un hat-trick del onubense al Fuenlabrada para espantar los fantasmas y las dudas del duelo ante la Cultural y para seguir, a distancia, en la pelea. Ahora llega el envite ante el Córdoba con un margen aún salvable. Cara a cara, en el mes que lo decidirá casi todo, se verá de qué pasta está hecho cada equipo, con Alcorcón y Castilla como espectadores. Hay partido, hay pelea.

El equipo coruñés, ante la exigencia y su pasado. El Mundial, la dubitativa temporada del Dépor, la ausencia de afición coruñesa en la grada y el paso del tiempo le quitaron voltaje a un partido frente al Fuenlabrada, en el que había muchas cuentas que ajustar. Óscar Cano, fiel a sí mismo y a lo que salió por su boca en los últimos días, no tocaba casi nada. Mackay, ya sano, regresaba a la formación inicial, el resto permanecía inalterable. La idea era ser más fuerte y definitivo en las áreas y, sobre todo, imponer el estilo de juego de la primera parte frente a la Cultural a partir del trío Díez-Olabe-Isi. Lejos de Riazor es más difícil lograrlo y mucho más ante un conjunto recién descendidos que tiene como mayor premisa que se juegue lo justo o nada. 

Fuenlabrada - Deportivo LOF

No fueron agradables los primeros minutos para los blanquiazules, más allá de que Mario Soriano avisase con un disparo en el corazón del área en el minuto 2 e, instantes después, con una vaselina desde el centro del campo. El duelo de la pasada semana y el gol en Algeciras le han devuelto la confianza al madrileño. Está atrevido. No tenía, de momento, el mismo efecto en el equipo lo ocurrido hace siete días en Riazor. El conjunto madrileño se acercaba más en ese tramo de encuentro, aunque sin grandes ocasiones. Eso sí, le anularon un tanto de falta de Iban Salvador en el que el colegiado tomó la decisión correcta ante lo que dice el reglamento. El Dépor intentaba sacarla desde atrás, mandar a su manera. Le era imposible.

Poco a poco, en torno al ecuador de la primera parte, el Dépor empezó a respirar y a jugar como deseaba. El Fuenlabrada perdía para entonces la exuberancia física del inicio y el mando del choque. Muchas veces se repitía una misma jugada, que la mayoría de las veces moría en los pies del centrador, pero que en alguna ocasión le propinó algún susto a los locales: ataque de izquierda a derecha con pelota en profundidad a Antoñito, que sigue poco fino y timorato en sus envíos al área. A pesar de que la mayoría de esas acciones se desperdiciaron, hubo una en la que Mario Soriano estuvo a punto de lograr el 0-1. Sin grandes excesos, el Dépor empezaba a parecer otra cosa.

Fuenlabrada - Deportivo LOF

Lo rondó Soriano y lo logró Quiles. Para él fue el honor de perforar la meta de Dani Hernández. 0-1, minuto 39. Toda la suerte que le había faltado a los coruñeses hace unos días llegó en este lance con rebote incluido que hizo imposible la atajada del meta venezolano. Primer punto de inflexión. El siguiente fue la justa roja a Diamé casi acto seguido. En un abrir y cerrar de ojos, el Dépor había pillado unos cuerpos de ventaja. Le quedaban 45 minutos para remachar o para estropearlo todo.

Lo tenía todo a favor, es capaz de, ni así, conseguirlo. Hay experiencia sobrada en desgracias. en desfiles voluntarios hacia el precipicio. De hecho, tuvo momentos en el primer cuarto de hora tras el paso por vestuarios en los que se le vio sestear, en los que pareció que en un accidente se buscaría su propia ruina. Iba sobrado, podía machacar, parecía faltarle colmillo. No fue así o, al menos, llegó a tiempo de evitarlo. Antes del cuarto de hora volvió a haber un chispazo, a aparecer Quiles. Buena recuperación, pase templado de Isi Gómez y el onubense pinchaba la pelota y remachaba con el exterior. Mucha clase. 0-2, minuto 57.

Ese tanto sí que rompió el duelo. El Fuenlabrada siguió haciendo cambios, colgando balones, protestando, revolviéndose. Estaba todo vendido. En pocos guiones hubiera encontrado el Dépor un partido tan cómodo para los coruñeses. Óscar Cano tiró, desde entonces y de manera progresiva, de nombres a recuperar del banquillo, mientras protegía a futbolistas que tenían amarilla o que les pesan los minutos en las piernas. Salieron Narro, Yeremay, Gorka o Kuki Zalazar, entre otros. Precisamente, fue el uruguayo el que tomó el relevo de Isi Gómez y ejerció de lanzador y asistente a Quiles. 0-3, minuto 76. Tercer tanto del ariete en su tarde más productiva como blanquiazul. Va hacia arriba, el Dépor también.

Los últimos minutos cerraron el trámite en un partido ya frío. El equipo coruñés resguardaba su portería y su rival buscaba el tanto del honor sin excesiva fe. El Dépor se empieza a vengar. Nunca compensará todo lo que pasó aquella tarde de verano de 2020, pero a nadie le amargaba una tarde plácida, no abundan en el día a día del deportivismo.