0-0 | El Dépor se encasquilla para empezar

El equipo, una explosión de creatividad en torno a Lucas y Yeremay, no fue capaz de derribar el muro del Rayo Majadahonda y arranca con un empate, que le añade dificultad a los primeros pasos del proyecto

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Fue y fue una y otra vez a cargar contra el muro del Rayo Majadahonda, pero lo que parecía cuestión de tiempo acabó por no ser nunca. Imposible. El Deportivo se encasquilla en el arranque de la liga, en un momento siempre desagradable y delicado, y se ancla en el empate ante uno de los equipos menores del campeonato (0-0). Toda la desgracia fue vivida en Riazoren el medio de un aluvión de ocasiones de gol para los intereses blanquiazules, que no acabaron desembocando en gol por la falta de puntería y de presencia en el área en algunos momentos, también por las manos salvadoras del joven Dani e incluso por culpa de un árbitro que puso en ebullición a la grada. Ese gol anulado sivió para focalizar la frustración en el del silbato en una tarde en la que Riazor se divirtió y se frustró casi a partes iguales. El proyecto, con una innegable explosión de creatividad en los últimos metros, empieza titubeante. Le toca aguantar y demostrar de qué pasta está hecho. Nada es nunca fácil para el Deportivo, menos en los últimos tiempos.

Deportivo - Rayo

Deportivo - Rayo / Casteleiro/Roller Agencia

El sufridor blanquiazul volvía a lo que añora, a pesar de las fatalidades, a Riazor. Es esa liturgia, esos nervios, acompañarse en las buenas y en las malas... Echaba la alfombra el nuevo Deportivo para recibir a su gente e Idiakez tampoco quiso sorpresas en la primera cita seria. Transitó por seguridades y con gente que peina canas y de su confianza para intentar doblegar al primero de muchos rivales que tendrán al equipo como rival preferido. Ximo le ganaba la partida a Paris en el lateral de una defensa con galones y en ataque Lucas se quedaba de segundo punta y Barbero era el nueve. 4-2-3-1 y certezas en un verano de probaturas. Enfrente tenía al Rayo Majadahonda, uno de los equipos con menor presupuesto del grupo, golpeado por una categoría que empieza a ser insostenible para muchos.

Pero los madrileños no se arrugaron ni mucho menos. En un minuto habían tirado a puerta y en dos habían subido la presión hasta ahogar a Germán Parreño y su defensa. No estuvo nada cómodo el Dépor en ese tramo, ni en muchas más fases de la primera parte en la salida de balón desde atrás. Mucha dinamita y desequilibrio en los últimos metros y la justa construcción de juego desde atrás. Esa fue la sensación que dejó el equipo en ese primer acto. También deslizó que quien pretenda marcarle un gol esta temporada se va a topar con cuatro veteranos del Vietnam en su retaguardia. Son los nuevos códigos de un equipo que está aún por alumbrar.

Deportivo - Raypo Majadahonda

Deportivo - Raypo Majadahonda / Casteleiro/Roller Agencia

Lo que no admite dudas ni matices es que cuando la pelota llega a Yeremay, Riazor se pone de puntillas. Sabe que algo va a pasar, más cuando tiene a Lucas cerca, que es casi siempre. Entre los dos dieron espectáculo y tejieron gran parte de la media docena de ocasiones del primer acto. El héroe esta vez fue el adolescente Dani Martín, que se agigantó en la portería. Davo tuvo tres muy claras, Barbero un cabezazo, infinidad de centros al área... El Rayo Majadahonda podía ser voluntarioso, parecer que jugaba más fluido en algunas fases del partido, pero ambos equipos planeaban sus detonaciones con dinamitas muy diferentes.

La sensación de ahogo para el Rayo Majadahonda se agudizó tras la media hora. Se sucedían las combinaciones entre Lucas y Yeremay, también los saques de esquina. El Dépor ya no necesitaba construir con paciencia sus jugadas, porque robaba arriba. El gol era cuestión de tiempo (o eso parecía), antes del descanso no llegó. Siempre es el mejor consuelo, pero Riazor se lo estaba pasando bien, sin poder quitarse esa inquietud de la incertidumbre. Había vuelto el fútbol a Riazor.

La segunda parte comenzó con el Dépor como un torrente. El partido, más que nunca en todo su desarrollo, se convirtió en un duelo de un único sentido. Germán Parreño ni se manchó los guantes tras el descanso. El equipo coruñés no cejaba en su empeño, rondó un millón de veces el área de un Rayo Majadahonda abnegado que también tuvo a la diosa fortuna de su lado en innumerables rechaces y rebotes. Ximo se arrancaba más a subir por la banda, Lucas y Yeremay seguían de guardia, aunque ya algo más apagados. El coruñés llegó a marcar un tanto que fue anulado y que puso a hervir a la grada. Es imposible saber por qué tomó la decisión el colegiado. ¿Es fuera de juego del 7 en el remate o posicional del canario? Los dos serían discutibles, pero ninguno como para tacharlo como un error flagrante, como decisivo.

Imanol Idiakez tardó en mover el banquillo y para entonces rescató a un David Mella que siempre lleva dinamita en las botas cuando arranca con la pelota en los pies. El problema es que jugó a banda cambiada y ahí es siempre menos Mella. La izquierda era para Yeremay y el técnico pensó que no era el momento de sacrificar su mejor salida, aunque ya estuviese con la lengua fuera. Villares, Lucas, hasta Martín Ochoa pudo acabar la resistencia. Nadie lo hizo. Cambian las temporadas, los jugadores y hasta los tiempos, pero el sino es el mismo de siempre: sufrir.