Riazor se harta, pero Idiakez seguirá ante el Arenteiro

La afición, cansada, no oculta su enfado | El técnico estará en el próximo partido

Los jugadores deportivistas, cabizbajos tras el pitido final. |  // ARCAY / ROLLER AGENCIA

Los jugadores deportivistas, cabizbajos tras el pitido final. | // ARCAY / ROLLER AGENCIA / M. Otero / C. Miranda

El enésimo tropiezo en casa —el equipo solo ha ganado dos partidos en Riazor— ha dictado sentencia. La grada silbó al equipo tras otra actuación para olvidar, pero Idiakez seguirá en el banquillo al menos una semana más. El técnico se sentará en el banquillo en el campo de Espiñedo contra el Arenteiro a pesar de la pobrísima imagen contra el Sestao.

Riazor ha ido perdiendo la paciencia a medida que se encadenaban tropiezos, hasta desembocar en la pitada con la que despidió al equipo luego del empate contra Osasuna Promesas.

Desde aquello mira con lupa a su equipo, al que no le pasa por alto que se enroque en un juego al pie que por momentos desespera a la grada. Así se lo hizo saber en varias ocasiones contra el Sestao, al que exigió en defensa tan poco como hace dos semanas al filial de Osasuna.

A Riazor no le entra por el ojo ese juego posicional en el que insiste el equipo, al menos no de la forma en la que lo lleva a la práctica hasta la fecha. A la vista está que no le está funcionando y que los rivales se encuentran cómodos defendiendo el fútbol estático que proponen los blanquiazules.

Ayer la grada imaginó otro partido, porque de entrada el equipo probó varios balones en largo a la espalda de la defensa que a punto estuvieron de aprovechar Lucas y Villares. Lo que prefiere Riazor es ver encarar a Yeremay, que sin embargo pocas veces encuentra una jugada limpia en el área porque al equipo le falta una referencia.

El papel de Lucas parece otro, en muchas ocasiones como el encargado de atraer a los defensas rivales.

La grada además ya ha señalado a algunos jugadores. Salva Sevilla escuchó pitos antes de dar la asistencia a Balenziaga y se marchó silbado. Lo mismo le ocurrió a Davo y los hubo también para Lucas a pesar de que se marchó por la línea de fondo para no perder tiempo.