Antonetti, ante un gran escenario como Riazor

“Si quieres competir en el fútbol profesional, es inevitable enfrentarse a estadios como Riazor”, apunta su padre Ossie, estrella del voleibol boricua

Leandro Antonetti celebra el gol que le marcó al Atlético en Copa. |  // EFE

Leandro Antonetti celebra el gol que le marcó al Atlético en Copa. | // EFE / Carlos MIranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

La zancada y el olfato de Leandro Antonetti (Murcia, 2003) son de lo poco que se le ha escapado en los últimos años a las canteras de los grandes del fútbol gallego, al Deportivo y al Celta. Nació en Murcia, se fue a Puerto Rico y volvió a los 12 años a Santiago, donde se instaló con su familia y donde dio sus primeros pasos en Europa en Lasalle y en el Xuventude de Oroso. El Dépor no llamó a su puerta, el Celta sí se lo llevó varias veces a entrenarse a A Madroa, pero no cuajó su llegada a Vigo. El Lugo acabó llevándose al delantero y ahora ya lo tiene instalado en su primer equipo.

Marcó en Sabadell y, sobre todo, en Copa ante el Atlético en una jugada que le descubrió al fútbol de masas en España al retratar en un balón largo a Soyunçu, Giménez y Oblak. Ya disfrutó de cinco partidos la temporada pasada en Segunda antes del descenso de los rojiblancos, pero él y su familia se preparan para hacer su carta de presentación en uno de los grandes escenarios del fútbol gallego, Riazor. “Vamos a ir. Seremos cinco o seis entre la familia y los chicos de nuestro proyecto JDB (un programa con residencia en Santiago para jóvenes futbolistas y voleibolistas de Puerto Rico que quieren dar el salto a Europa). Queremos que vean el ambiente de un encuentro así. Si Leandro quiere competir en el fútbol profesional, es inevitable enfrentarse a escenarios como Riazor. Esperemos que sea un día muy bonito para él, siempre hay un llamado especial en este tipo de partidos”, apunta su padre, jugador histórico del voleibol boricua.

Roberto Trashorras, ahora técnico del primer equipo del Lugo, conoce perfectamente a Antonetti. De hecho, lo modeló en el filial, el Polvorín, y ahora es uno de sus futbolistas de confianza con los mayores. Eso sí, en su único partido en el banquillo apostó de inicio por la veteranía de Willy Ledesma. Antonetti tuvo 20 minutos al final. Hoy, ya sea como titular o saliendo del banquillo, tendrá enfrente a futbolistas como David Mella, Yeremay Hernández o Dani Barcia, a los que ya se enfrentó en su etapa de juveniles: “Eran importantes esos partidos ante los grandes equipos, era una de las maneras de medirse y de mostrarse para seguir creciendo”.

Ese ascenso ha sido gradual para un futbolista lleno de condiciones que acaparó los flashes con ese tanto ante el Atlético en el torneo del KO. “Fue un bonito impulso, de esos que dan color a una carrera, pero para mí sobre todo se forjan en esos momentos con menos color en los que hay que esforzarse y trabajar”, razona Ossie. Más allá de esa irrupción en el fútbol de los mayores, Leandro es “un chico especial, con la cabeza muy bien amueblada”, el que abre camino a todos esos deportistas de su país, del proyecto JDB. Hoy Riazor le espera.

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