Fútbol - Deportivo

Rubén Fernández, el delantero insaciable de la cantera del Deportivo: "No podría ser otra cosa"

Hasta hace dos años hacía cinco horas en bus desde Caldas para entrenar cada día en Abegondo

En prebenjamín logró 190 goles en una temporada

Rubén Fernández intenta proteger una pelota en su debut con el Fabril ante el Oviedo Vetusta. |  // RCD

Rubén Fernández intenta proteger una pelota en su debut con el Fabril ante el Oviedo Vetusta. | // RCD / Carlos Miranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Lejos queda aquel tiempo en el que Rubén Fernández (Caldas, 2007) se pasaba “más de cinco horas en la carretera” cada día para venir a Abegondo o aquella temporada en la que hizo “190 goles” con el prebenjamín del Cuntis, pero hay algo que no cambia en el sueño del ariete: los esfuerzos diarios y su innata y asombrosa capacidad realizadora. Lleva 37 tantos este año entre el Juvenil B (31) y el Juvenil A (6), justo en la temporada en la que ya ha debutado con el Fabril. Todo a sus 16 años. Gol, juego de espaldas, olfato, buenos movimientos. Martín Ochoa y Kevin Sánchez tienen el relevo asegurado.

Rubén Fernández, a la derecha, con el Cuntis en Abegondo. |  // CEDIDA

Rubén Fernández, a la derecha, con el Cuntis en Abegondo. | // CEDIDA / Carlos Miranda

“Creo que no podría ser otra cosa. Hay quien se puede reconvertir, pero él es gol. Ese olfato... Hablamos mucho de fútbol, le doy consejos, pero siempre me dice de broma: ‘Del área, no me digas nada”, relata entre risas su padre Fernando Fernández, quien jugó más de una década en el Arosa con experiencias en Céltiga, Ribadumia y Caldas. Él era más mediapunta y justo en los últimos años de su carrera empezó a ver que su hijo hacía buenas migas con la pelota y con las redes de las porterías.

En nada el Dépor se interesó, era imposible que su insistencia ante las metas rivales pasase desapercibida. “Con seis años empezó a jugar en el Cuntis y, justo después de un torneo en Silleda, nos llamaron a los dos días. Al principio solo iba a jugar los torneos, fue poco a poco. Ya con diez iba y venía todos los días. Salía de Caldas a las tres y llegaba a casa a las 11. Se me quedaba dormido en el coche. Antes de irse a la residencia (del Dépor), la ruta del bus que lo llevaba hacía Caldas-Padrón-Noia-Bertamiráns-Santiago-A Coruña. Fueron muchos sacrificios”, cuenta su padre de esos sobre esfuerzos afrontados por él y por toda la familia. Ya lleva seis años en el Dépor, dos en la residencia. “Cuando apareció esa posibilidad, lo hablamos con él y encantado. Es que los viajes le requerían demasiado. Como padre, saber que está bien o llamar al director o a la psicóloga es una tranquilidad. También les exigen con los estudios y es normal”, relata.

En Abegondo y en A Coruña siguió floreciendo su fútbol y su idilio con el gol. Al haber debutado en Segunda RFEF, parece que todo ha ido y va rodado. Fueron leves, pero también hubo pasos al frente y trayectorias no lineales. “En una época, al irse (al Dépor), a lo mejor no jugaba siempre. Hacía un hat-trick y luego no salía de inicio. Se le veía triste y le costaba entenderlo”, relata de unas lecciones que también debía ir aprendiendo. “Él me preguntaba que qué más tenía que hacer y yo le decía que trabajar y trabajar. Siempre le he inculcado esa humildad. En el primer año de cadete en el San Tirso hizo 27 goles y se empezó a ver al Rubén de verdad, lo que le podía dar al Dépor, y el club ya apostó de verdad por él. Rubén es un niño que si les da cariño y confianza, la agradece, se mueve por eso, crece”, cuenta.

Llegó el Campeonato de España de selecciones autonómicas de 2022 en el que fue pieza destacada con Galicia en una generación con hasta ocho blanquiazules. Hace un año cerró esa etapa cadete con 40 goles y este año el contador va por los 37. Peldaño a peldaño, con momentos de reafirmación también fuera del terreno de juego, como por ejemplo ese primer contrato profesional que firmaron sus padres en el verano de 2023. El documento le une al conjunto blanquiazul hasta 2026 con opción a un año más. No pueden estar más contentos con la decisión tomada. “Estamos encantados. Él y yo como padre, igual. Hay que seguir ahí, trabajando. Si eres feliz en un sitio, ¿por qué cambiar? El Dépor es un muy buen club de cantera ahora. Han subido varios, pero hay dos futbolistas importantes ahí, como Yeremay y Mella. Debemos confiar en eso y trabajar para que algún día a Rubén le llegue la misma oportunidad. El Dépor es un club que va a tirar de Abegondo”, reafirma.

El futuro a medio plazo está marcado y se construye en el día a día. Al menos, esa apuesta aporta tranquilidad a todos en un mundo muy volátil, como es el de la formación. “Que vaya creciendo. Es aún un niño e irse a otro sitio... Estamos a gusto con esa apuesta y respaldados. En la etapa cadete sí que tuvo muchas llamadas (de agencias), pero ahora está todo más calmado para siga su camino”. El que le lleva a Riazor.