M. Vázquez.SantiagoLas dificultades para encontrar mano de obra cualificada para atender la demanda de profesionales en la hostelería gallega son cada vez mayores. De unos años a esta parte los empresarios se quejan de que, aun habiendo "muchos y buenos profesionales" en Galicia, su número no crece en la misma proporción que el sector. De hecho, la hostelería representa ya el 13% del Producto Interior Bruto gallego y aporta el 12% de la oferta nueva de mano de obra. Aunque el problema se ha extendido ya al resto del año e incluso en invierno intentar cubrir una vacante con un profesional puede resultar una auténtica odisea, Juan Silva, presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería de Galicia (Cehosga), reconoce que durante los meses de verano las dificultades se agravan. "A pesar de que no tenemos estadísticas oficiales, se estima que en una época como ésta se necesitan entre 2.500 y 3.000 profesionales más en el conjunto de Galicia", asegura el portavoz de los hosteleros.Con todo, Silva asegura que la campaña se va salvando y casi todas las vacantes que genera el sector durante la temporada turística acaban cubriéndose, aunque no siempre con personal que tenga la experiencia o el perfil más adecuados. "Parte de estos puestos se cubren con gente que hoy por hoy no son profesionales; trabajadores de otros sectores o estudiantes universitarios que dedican parte de su tiempo libre a hacer unas horas extra durante el verano", explica.Por este motivo, las mayores dificultades surgen cuando el puesto a cubrir requiere una mayor cualificación o unas habilidades específicas, algo bastante habitual en un sector que aglutina en toda Galicia a unas 37.000 empresas y da trabajo estable a 150.000 personas. En este sentido, Silva asegura que las vacantes de camarero y cocinero suelen ser las más difíciles de cubrir en cualquier época del año ya que son dos "piezas fundamentales" para la imagen de un negocio y necesitan por ello "recibir una mejor atención".Pese a todo, Silva considera que en los dos últimos años se han notado ciertos avances aunque reconoce que son "pasos lentos" porque se trata de una profesión "sacrificada" y no "excesivamente bien remunerada", lo que provoca la fuga de mano de obra a otras comunidades. No obstante, cree que hay que seguir trabajando "en la misma línea", incrementando las plazas en escuelas especializadas y apostando siempre por la "formación" de futuros profesionales. "La clave en el mundo de la hostelería está en saber vender y conquistar. Si entramos con dudas en un establecimiento y no nos atiende un profesional, nunca saldremos satisfechos", argumenta.