Periodista, estudioso, pero sobre todo, valedor de la ruta xacobea, Cristóbal Ramírez es además el presidente de la Asociación de Periodistas, entidad sin ánimo de lucro que promociona los Caminos de Santiago en el mundo.

-¿Era necesaria esta delimitación del Camino Francés?

-Es una muy vieja petición de asociaciones y particulares. No así de todos los alcaldes porque, una vez que delimites de manera definitiva el Camino y su zona de protección se acabaron los chiringuitos, eso de levantar cualquier cuadra al lado. No se puede mantener como patrimonio de la humanidad sin una limitación definitiva. Si uno quiere tener la declaración favorable y permanente de la Unesco hay que saber bien qué se va a declarar. Por tanto, bienvenida esa delimitación que es una victoria de quienes se propusieron proteger el trazado histórico del Camino. Faltan también el Primitivo y el Norte. Es un paso pequeño, que llega tarde, pero bienvenido sea.

-Ya existe una delimitación del Camino Francés, de 1992...

-Es una delimitación temporal, que se hizo para arrancar el Xacobeo. Se hizo entonces una investigación bien hecha y se identificaron lugares, a partir de los cuales se hizo una traza. El bipartito hizo una investigación más profunda de por dónde iban realmente los caminos históricos, hablando con la gente, viendo la topografía... Por eso lo que cumple ahora es delimitarlo definitivamente y recuperar la traza histórica allí donde se pueda.

-El Camino que se hace ahora, ¿se parece al auténtico?

-Sí, mucho, porque hay muchísimos lugares identificados de por donde pasaba. Pero lo que hay que proteger son los caminos auténticos, porque por ejemplo el Inglés está amenazado por la concentración parcelaria. No se trata de que se parezca o no, sino de que si logramos recuperar cien metros o un kilómetro gracias a las investigaciones, se rehabilita.

-¿Habrá grandes cambios de trazado?

-Los cambios serán pequeños. El valor de la delimitación, insisto, aunque coincida en un 90 o 95% con lo que tenemos, es que a partir de ahí no se puedan hacer chapuzas, con lo que se acabará con el feísmo. Lo que está hecho no se derribará, pero se va a impedir que esto siga así porque hay zonas de una gran deturpación del paisaje. Esto se impedirá cuando se fije una franja de protección.

-¿Ahora no la hay?

-Es pequeña y poco definida. Lo bueno sería una franja acordeón, que en algunos sitios pueda ser de diez metros y en otros, de 500.

-¿Quiénes serán los que presenten más alegaciones?

-Quizás algunos alcaldes y vecinos. Porque todo el mundo quiere que pase el camino por delante de su casa, pero cuando le pones unas condiciones y una normativa estética, ahí se acabó el tema. Quieren el duro y las cinco pesetas.

-¿Se corre un riesgo real de perder la declaración de patrimonio de la Unesco?

-La Unesco puede retirarla porque las agresiones -hay que ver las del pantano de Yesa, en Navarra, y la de la autovía de Santo Domingo de la Calzada- son constantes. Por tanto, si no protegemos el Camino, si lo asfaltamos, si ponemos chiringuitos, puede que terminemos por matar a la gallina de los huevos de oro. Es un peligro real. En Galicia se han hecho muchas barrabasadas, pero pequeñas, nada que llamase la atención de Icomos.

-¿Se protege lo suficiente?

-Se va protegiendo, pero cada año se encuentra más deturpado, se va degradando. Ahora la mayor amenaza la constituye la gente que mete coches por el Camino. No se puede ir con un automóvil o en quad haciendo el payaso porque se destroza la ruta.

-¿La masificación tiene que ver con el deterioro?

-Influye más en hacer perder el sentido del Camino. Por lo que respecta a la traza física, da igual que pasen mil o 50 mil. Al final es echar un poco más de zahorra y punto.