Apenas una semana después de que Manuel Vázquez haya iniciado su campaña para anunciar que optará a la reelección como secretario xeral del PSdeG, empiezan a escucharse las primeras voces discrepantes dentro del partido. Las más contundentes fueron ayer las de los socialistas vigueses, que mantienen desde hace meses una pugna abierta con la dirección del PSdeG en defensa de que la edil de Urbanismo de la ciudad, Carmela Silva, pueda compatibilizar su actual cargo con el escaño que acaba de conseguir en el Congreso. Pero no son los únicos. El malestar con la gestión y el liderazgo de Vázquez se ha convertido en una tónica común dentro del partido, hasta el punto de que al actual secretario xeral le está costando encontrar apoyos en cualquiera de las cuatro provincias que le permitan apuntalar su candidatura, recientemente confirmada, a revalidar el cargo en el congreso gallego de 2012.

La negativa de Vázquez a hacer excepciones a la norma de un hombre, un cargo que él mismo impulsó en su día y sus recientes apremios para que Silva renuncie a uno de sus dos puestos antes del 13 de diciembre han minado sus hasta no hace tanto tiempo buenas relaciones con el PSOE vigués. Pero ayer, por boca de su secretario de Organización, Ángel Rivas, los socialistas de la ciudad olívica -principal bastión urbano del PSdeG y junto con Zaragoza, la única gran urbe que no perdieron en las elecciones de mayo- exigieron públicamente al líder del PSdeG una explicación por los malos resultados obtenidos el 20-N. "Estamos preocupados; cuando Vázquez cogió la secretaría estábamos a tres puntos de distancia del PP y ahora estamos a 25. Esto requiere una reflexión", advirtió en un mensaje que, otras fuentes socialistas, ven como "un recadito ante una campaña interminable". "Había que contraatacar", añaden.

Pero el malestar explícito de la agrupación socialista viguesa con la dirección gallega y, particularmente, con su actual líder no se produce en un momento cualquiera, sino justo después de que Manuel Vázquez haya iniciado una ronda de intervenciones públicas para anunciar que aspira a revalidar su liderazgo al frente del PSdeG y despejar también su candidatura a la Presidencia de la Xunta en un congreso que se celebraría después de la cumbre nacional en la que el PSOE designará al sustituto de José Luis Rodríguez Zapatero.

En esta ronda de entrevistas, Vázquez, además de postularse como aspirante, ha reiterado su advertencia a Carmela Silva para que renuncie a uno de sus cargos y cumpla con la directriz gallega de incompatibilidades.

Frente a estos avisos, el PSOE vigués había dado la callada por respuesta, hasta ayer, cuando Rivas utilizó los pobres resultados del PSdeG el 20N para construir el eje de su ataque. "En nuestra ciudad hay diez puntos de diferencia entre Partido Popular y PSOE; en el Estado la distancia es de 16 puntos, pero en Galicia es de 25 puntos. Esto necesita explicaciones, reflexiones y decisiones al respecto", afirmó Rivas, quien pese a ser preguntado insistentemente si el PSOE vigués consideraba que Manuel Vázquez era el responsable del fracaso electoral y, en consecuencia, ya no era el candidato ideal para liderar al PSdeG, eludió personalizar su crítica.

Horas después de conocerse las palabras de Rivas -mano derecha del alcalde de Vigo, Abel Caballero- el propio Vázquez matizó su posición al asegurar que en el caso Carmela Silva no había dado "ningún ultimátum". "Es un tema interno en el que se trabaja y que no me preocupa lo más mínimo", zanjó.

Pero aunque niegue que el asunto le esté dando dolores de cabeza, lo cierto es que son varios los rentes abiertos que tiene Manuel Vázquez. Al margen de la disputa en Vigo, con un trasfondo claramente local, lo cierto es que su liderazgo al frente del PSdeG está siendo cuestionado en toda Galicia. Muchas voces internas le reprochan los dos últimos resultados electorales y no ocultan que se sentirían más cómodos con un nuevo líder al frente del partido. A Vázquez le faltan apoyos, explícitos e implícitos, e incluso hay sectores que se mantienen fieles a la actual dirección simplemente porque no ven una alternativa clara.

Estas discrepancias internas salieron también a la luz la semana pasada, cuando la elección de Pablo García como senador por designación autonómica desató un serio enfrentamiento entre dos sectores del grupo parlamentario y acabó aireándose a la opinión pública.

En este agitado contexto, resulta evidente que a muchos socialistas les gustaría apostar por el cambio en el congreso de 2012. De hecho, el diputado y exconselleiro José Luis Méndez Romeu admitió ayer en declaraciones a Europa Press que existen "movimientos" en el PSdeG para crear una candidatura alternativa y aunque admitió que Vázquez "es el que parte con un respaldo mayoritario", añadió que "hay que ver si esos movimientos dan sus frutos o no". En la misma línea, Ismael Rego, diputado, portavoz parlamentario socialista en el periodo del gobierno bipartito y hombre muy próximo al expresidente Emilio Pérez Touriño, reclamó una "nueva etapa en el socialismo gallego" y demandó "nuevos referentes y liderazgos" aunque, matizó, "sin poner en cuestión a nadie".

Pero a pesar del malestar interno y de las voces que empiezan a cuestionar a la dirección públicamente, parece más que probable que Manuel Vázquez acabe siendo reelegido como secretario xeral y próximo candidato a la Xunta. Porque a los críticos solo les une el desencanto y no hay nadie de peso en el partido que le pueda hacer frente como alternativa después de que el ministro de Justicia en funciones y diputado electo por A Coruña, Francisco Caamaño, se autodescartase tras ser señalado por algunos como posible rival de Vázquez y las opciones del lucense José Blanco se viniesen abajo deslegitimado por su vinculación con la operación Campeón. Si a esa falta de alternativa se une la sombra de un posible adelanto electoral en Galicia al otoño, nada parece menos conveniente para el PSOE que encarar las elecciones sin un líder sólido y creíble.