-Está jubilada pero no renuncia a la comunicación. ¿Qué les quiere decir a los jóvenes?

-Que desde pequeños tienen que comprender lo esencial que es estar bien informado y advertir lo mal informados que estamos. Sin saber, no se pueden tomar decisiones. Siempre ha habido poderes que lo que quieren es que no sepas, porque esa es la forma de dominarte.

-¿Cómo se explica que estando en la era de las tecnologías de la comunicación suspendamos en información?

-Porque la información se ha convertido en una especie de espectáculo, de infotoxicación o infoentretenimiento. Tenemos muchos canales que supuestamente dan información, pero si la analizamos nos damos cuenta que es la misma y que está muy sesgada. Es necesario un aprendizaje para interpretar los medios: qué nos dicen, por qué, cómo, quién está detrás... Es como aprender a leer de nuevo.

-Un ejercicio que a los adultos les costará más.

-Claro, porque hay varias generaciones que están mal educadas, no están alfabetizadas mediáticamente, no tienen la capacidad para darse cuenta de cuándo les dan información o les están entreteniendo con determinada información.

-¿Es internet en este sentido una herramienta útil?

-Internet es una herramienta muy valiosa porque puede aportar mucho conocimiento pero al mismo tiempo puede ser muy peligrosa porque lo que puede aportar es desconocimiento. Hay que saber buscar en internet, seguir una especie de dieta de medios.

-¿El periodismo ha perdido su vocación de compromiso?

-La prensa tiene que servir a la comunidad, no servirse de la comunidad. La mayoría de las empresas periodísticas tienen fines comerciales, su objetivo no es hacer excelencia informativa: proporcionar al ciudadano los elementos necesarios, adecuados, rigurosos, independientes, plurales... para que se sepa lo que está pasando.

-¿Se ha sentido amordazada?

-A mí TVE nunca me obligó a decir nada que no quisiera decir, aunque había temas que yo creía que se debían tratar y no se seguían. Ahora tengo tiempo y tengo foros para hablar de lo que quiero, como de Filipinas, un país al que dediqué mi último reportaje, en el que se cometen matanzas de activistas y asesinatos de periodistas y donde se da una situación de esperanzas rotas.

-Los informativos de TVE siguen siendo líderes, ¿también en calidad?

-Sí, pero también hay que ser realista y darse cuenta con qué los estamos comparando. El objetivo único y exclusivo de las privadas es el negocio. TVE ha bajado mucho la calidad, en la selección, pero sus informativos siguen siendo dignos.

-¿Con qué medios contaba en su primera corresponsalía?

-En Nueva York, en 1983, aún contaba con todo: cuatro técnicos, dos documentalistas, dos secretarias, un chófer... A lo largo de los años, todo se fue reduciendo. Como el tiempo. Para las crónicas del Telediario empecé contando con tres minutos, y en mi última etapa, la de Asia, ya solo disponía de un minuto y 10 segundos. Lo que prima hoy no es la calidad, sino el estar, el poder decir: 'tenemos un corresponsal no sé dónde'.

-¿Sin pasión no hay periodismo?

-Desde luego, hay profesiones que sin una dosis de entrega y pasión, de esfuerzo y sacrificio, es difícil soportarlas. Yo siempre tuve claro que el tipo de periodismo internacional que iba a hacer, que requiere disponibilidad plena, movimiento continuo y formación permanente, no era compatible con una vida familiar al uso. O los hijos o la profesión se hubieran resentido.

-EEUU insiste en que sus militares no fueron los culpables de la muerte de Couso.

-Yo estoy convencida de que sí. Que ellos digan que no entra dentro de lo previsible, lo que es tremendo es que haya presiones para que no se siga adelante con el juicio.

-¿Muerto Bin Laden se acabó la rabia?

-No creo que se acabe la rabia. Los símbolos se deterioran y en este caso, se murió o lo mataron en un momento muy oportuno. Las revueltas árabes ya estaban en marcha y no salían a la calle por Bin Laden, sino por el logro de una vida digna. Matarlo en ese momento era perfecto, porque no iba a provocar oleadas de indignación o apoyo, estaban en otra cosa.

-¿Qué tiene China que ya es el centro del mundo?

-Además de un caudal humano enorme, ha sabido manejar una contradicción: una apertura económica con un capitalismo salvaje y una política cerrada con un régimen dictatorial sin respeto hacia los derechos humanos. Una combinación que le permite avanzar en potencia económica, porque no tiene que consultar con nadie lo que tiene que hacer.

-¿Conseguirá la Liga Árabe controlar al régimen sirio?

-Lo dudo muchísimo. Lo del mundo árabe es esperanzador, siempre que caen dictadores es para celebrarlo, pero hay que tener memoria y cada vez que se producen este tipo de revueltas la comunidad internacional falla. Siria caerá si el pueblo consigue echar a Bachar el Asad, pero es la lucha de David contra Goliat.

-Usted que trató con Il Cavaliere, ¿también se siente más tranquila sin Berlusconi?

-Muchísimo más. Nunca intentó nada conmigo, ya le llegué demasiado mayor. Me sobraban muchos años para lo que a él le interesa. Era un gran encantador de serpientes. La primera vez que me lo presentaron, durante su primer mandato, le dije que era de Barcelona. Nunca lo olvidó y siempre que coincidíamos me decía que iba a comprar a Romario. El daño que ha hecho a Italia ha sido tremendo. Ha sido el ejemplo de lo que sucede cuando los poderes político, económico y mediático se mezclan. Si una sociedad no tiene capacidad crítica y hay una impunidad manifiesta, está destruida.

-¿Strauss-Khan ha sido víctima de un complot?

-Igual que puede ser un complot, también puede ser una forma manejada de hacer ver que es un complot. Si uno empieza así, las teorías conspirativas nunca acaban. Habrá que esperar a que lleguen elementos sólidos. De todos modos, que fuera un complot tampoco exime la actitud y la acción. La prensa tiene tendencia a poseer los hechos, a contar los hechos como lo que le conviene, no como lo que son.