Lleva diecinueve meses sin meterse una raya. Diecinueve meses limpia, pero sabe que siempre será drogodependiente, igual que también sabe que siempre será la hija de Ángel Cristo y Bárbara Rey. Sofía Cristo ha decidido contar al mundo su lucha por superar su adicción a las drogas, y acaba de publicar su primer libro, El amor de mi vida, algo que ni se le pasaba por la cabeza veinte meses atrás cuando vivía entre colocones. Un amago de infarto no fue suficiente para darle la fuerza necesaria para dejar de tomar drogas, pero el día que su pareja la dejó dijo: "Hasta aquí".

-¿Ha vuelto a nacer?

-En cierta manera sí, me estoy redescubriendo y empezando una nueva vida, y es muy duro, básicamente porque tengo mis conductas muy arraigadas y esta es una segunda oportunidad para vivir. Me he pegado quince años de mi vida consumiendo y ahora lo poco o lo mucho que voy consiguiendo es muy gratificante.

-¿Cómo decidió dejarlo?

-Llegó un momento en que no comía prácticamente nada, ya pensaba en dejarlo hace mucho tiempo, pero realmente no quería porque dejar las drogas ha sido la despedida más grande de mi vida. Me veía incapaz. El último año drogándome fue muy duro y cuando pierdes a la personas que más quieres (en ese momento mantenía una relación estable con la concursante de Gran hermano Nagore Robles) recibes un golpe tan fuerte que te hace recapacitar y, mira, no hay mal que por bien no venga.

-¿Ni siquiera un amago de infarto fue suficiente?

-Después del infarto crees que te vas a morir, yo estaba segura, pensaba que era mi último día. Entonces te entra el pánico y le juras a Dios que nunca más volverás a hacerlo, pero pasan tres o cuatro días, sales de aquello y vuelves a hacerlo. La droga pasa por encima de todo, hasta de tu propia vida. Ahora miro hacia atrás y pienso ¡madre mía, qué suerte he tenido! Y no sólo por superar el infarto sino porque pude haber tenido un accidente de coche muchas veces o haber involucrado a otras personas.

-¿Por qué decide escribir este libro, es una terapia?

-Es una enfermedad que está muy estigmatizada por la sociedad y pensé que era un buen momento para explicarle a la gente que nos deben de tratar como enfermos y no como viciosos. Escribir también me ha servido de autoayuda, de catarsis. No he superado muchas cosas que creía que ya lo estaban. Cuando me puse a escribir llevaba más de un año recuperada, pero aunque ahora llevo diecinueve meses limpia todavía me parece poco tiempo. Los médicos dicen que la recuperación total lleva entre dos y cinco años. El libro también me ha venido genial para demostrarme que puedo hacer muchas más cosas que pinchar. Llevo muchos años luchando por el mundo de la música, pero me había limitado a eso, y ahora sé que puedo hacer muchas más cosas.

-¿Cómo fue capaz de participar en un reality como realitySupervivientes

-A ver, allí era muy jovencita y no tenía los consumos de mis últimas temporadas. En mi vida he hecho parones, pero ya con 23 años me planteé que tenía un problema. Ir a la isla fue un autoengaño, y cuando salí me pegué la fiesta más grande de mi vida.

-¿Podrá volver a trabajar como DJ en discotecas y pubs

-Me enamora la música, llevo quince años preparándome y matándome por ir a pinchar a todas las discotecas, además produzco, saco discos, pero reconozco que mi trabajo también ha sido la gran excusa para consumir. Es cierto que hay gente que lo hace sin tomar, como yo cuando trabajo en casa, pero trabajar por la noche en esos ambientes tiene un riesgo. El éxito del tratamiento sería poder currar y no consumir, pero soy consciente de que encima de una cabina lo podré hacer o no. O quizás no querré hacerlo o prefiero hacerlo de una forma diferente. Antes me metía miles de kilómetros para ir a todos los bolos, ahora lo haría en sitios selectos.

-¿Tiene lagunas mentales de lo que pudo hacer colocada?

-Sí. Cuando estás drogada te conviertes en un personaje diferente, a veces me cuentan alguna cosa que me da mucha vergüenza y pena, y lo más fuerte de todo es que no me acuerdo. Una de las cosas que más miedo me daban de dejar las drogas era pensar que quizá podría perder mi esencia, pero cuando hay cosas que no te gustan de ti mismo no vale decir es que yo soy así. Muchas veces, después de una juerga me levantaba y pensaba cómo he podido ser tan gilipollas, cómo pude haber perdido el control de tal manera, ¡madre mía, la que he liado ayer! Las drogas te hacen desinhibirte por completo, perder el control, y luego te sientes sucia.

-¿Teme la recaída?

-Tengo mucho respeto, a veces tengo miedo. Hay días muy duros, pero estoy empezando a ser feliz. El vacío que te deja la droga es muy grande y cuando llegan los días malos la droga está muy cerca y hay que estar alerta. He visto a gente recaer después de ocho años sin consumir. Gente que ha hecho un tratamiento y de repente se desvía con una excusa, un problema sentimental o económico, etc.

-¿Entiende más a su padre ahora que lo ve desde dentro?

-Sí, por supuesto. Hay muchas cosas que sigo sin entender y otras que sabes que están agravadas por el tema de la droga, aunque yo a mi padre siempre le he querido mucho y por eso le dedico a él este libro.

-¿Cuánto ha tenido que ver el entorno para caer en esto?

-Cada persona nace de una manera distinta a nivel genético y tiene una predisposición o no para ser adicto, pero si a esta predisposición le sumas vivencias duras o carencias emocionales, pues todo hace que te crees un personaje y una coraza y luego te metes en la droga.