El reciente informe de Bruselas sobre la mano de obra extranjera en el sector pesquero de la UE recoge el caso de Bayonne, en Francia, donde están registrados muchos barcos de capital gallego que operan en aguas de Gran Sol. Según el estudio, la mayoría de los trabajadores de este tipo de barcos son foráneos (el 95,3%), mayormente de Portugal y España.

En torno a 874 personas trabajan en el sector extractivo en este puerto, 560 de ellas en buques de larga distancia, de los cuales el 60% no son franceses. Son la conocida como flota franco-española, que se abanderó en el país para intentar conseguir las cuotas a las que no podían acceder en España desde que entró en la Unión Europea.

La CE indica que los propietarios de buques tienen que cumplir con el sistema de Seguridad Social galo (el ENIM) sea cual sea la nacionalidad de los trabajadores, lo que significa que van a ganar el "mismo salario", tener las "mismas protecciones sociales y derechos", y están sujetos a los mismos niveles de tributación. Este hecho fue motivo de conflicto en los últimos meses y todavía está pendiente de una solución.