La reordenación del lugar de residencia de la población obedece a las tendencias de las tasas de natalidad y de envejecimiento, y con los movimientos económicos, por lo que la gente vive donde hay trabajo o donde existen más opciones de encontrarlo. Por eso, se producen migraciones de las zonas rurales a las urbanas dentro de una misma comunidad o bien hacia otra autonomía distinta. Eso no impide que en Galicia, uno de cada diez concellos gallegos esté al borde de la desaparición porque tiene menos de un millar de habitantes. Aunque casi la cuarta parte de los gallegos -un total de 621.000- se concentran en los tres ayuntamientos más poblados que superan los 100.000 habitantes -A Coruña, Vigo y Ourense- Galicia es la tercera comunidad con menos población residente en los municipios más grandes, según los datos del padrón continuo publicados esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Ocurre algo similar en Castilla-La Mancha y Extremadura, al registrar porcentajes todavía más bajos en lo que se refiere a la concentración en núcleos urbanos con un 8,5% y un 13,9% del total del padrón respectivamente.

A nivel nacional, casi el 40% de los españoles vive en los 62 ayuntamientos con un padrón superior a las 100.000 personas, casi 20 puntos más que la media gallega, en una clasificación que lidera Asturias con un 48% de sus vecinos concentrados en sus grandes urbes Gijón y Oviedo.

La población gallega prefiere los concellos de tamaño intermedio para residir. Así, la tercera parte del total de 2,7 millones de gallegos -unas 810.000 personas- lo hace en localidades entre 10.000 y 50.000 habitantes como los concellos del área metropolitana coruñesa de Oleiros, Arteixo, Culleredo, Cambre, Betanzos o Sada. Otro 30% se decanta, sin embargo, por entornos más pequeños todavía cuyo padrón oscila entre los 1.000 y los 10.000 vecinos, como es el caso de Bergondo, Carral, Abegondo, Miño, Oza-Cesuras, Curtis, Vilasantar o Vilarmaior, también en la comarca coruñesa. Por tanto, aunque el rural agoniza y pierde cada año más gente por el envejecimiento y la falta de relevo generacional, los gallegos no se mudan a las grandes ciudades sino que optan por municipios de tamaño medio. De hecho, al margen del 23% del padrón que reside en las tres ciudades más pobladas de la comunidad en el resto de urbes -Santiago, Ferrol, Lugo y Pontevedra- el porcentaje no llega al 13% con apenas 351.000 personas repartidos entre las cuatro.

En España hay una comunidad en la que una mitad de la población vive repartida en 730 municipios y la otra mitad en solo uno. Se trata de Aragón. Zaragoza acoge a más del 50% de los 1,30 millones de habitantes en la comunidad aragonesa. El resto se reparte entre 730 ayuntamientos, sobre todo en Huesca y Teruel, pero a mucha distancia de la capital aragonesa. La primera registra más de 52.000 habitantes y la segunda, más de 35.000.

En Murcia, la demografía descansa sobre todo en su capital, con más de 440.000 residentes, y en Cartagena, con unos 215.000. La suma de sus padrones representa cerca del 45% de la población de la comunidad.

El caso de la Región de Murcia conduce al otro extremo del padrón, al de los municipios con menos de 1.000 habitantes. En todo su territorio hay tres, la segunda cifra más baja solo por detrás de Canarias, que tiene solo uno. En Galicia son una treintena los municipios por debajo del millar de vecinos que estarían en riesgo de desaparición. La situación más grave se da en Castilla y León, donde el INE contabilizó 1.998 pueblos en los que el número de habitantes no llega al millar. En ellos vive el 18,5% de la población de esta autonomía.

La segunda comunidad con más gente residiendo en núcleos pequeños es Aragón, donde un 11,4% aguanta en los miniconcellos. La despoblación en estos lugares remotos y vacíos también es acusada en Castilla-La Mancha, que ocupa el tercer puesto en lo que se refiere a municipios poco poblados. Son 640 localidades, pero en ellas solo habita el 8% de los castellano-manchegos.

Este panorama contrasta con la afluencia de ciudadanos en Madrid o en Cataluña, ambas con 10 ciudades por encima de los 100.000 habitantes. Pero en la comunidad madrileña el reparto es más desigual: un 72% reside en Madrid y en localidades como Móstoles, Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Lega nés o Getafe, mientras que en Barcelona y demás grandes ciudades catalanas el porcentaje apenas sobrepasa el 41%.