Más de un tercio de los gallegos que tienen entre 30 y 34 años todavía viven con sus padres, lo que sitúa a Galicia como la comunidad con la tasa de emancipación más baja entre los jóvenes de esta franja de edad. Pero en el umbral de los 16 a los 29 años en el último año la tasa sí aumentó del 18,5 al 18,7% en 2016, un punto todavía por debajo de la media estatal, según un informe del Consejo de la Juventud de España. Este organismo ha publicado también su Observatorio de la Emancipación sobre el segundo semestre de 2016 en el que recoge que los jóvenes gallegos menores de 30 años necesitan destinar más de la mitad de sus ingresos mensuales -en concreto el 53%- para hacer frente al pago de la hipoteca del piso que han comprado o la renta de alquiler en los casos en los que residen como inquilinos. Esta cifra se queda más de 20 puntos por encima del 30% que establecen los expertos como umbral máximo de endeudamiento recomendado para hacer frente a la compra o alquiler de su hogar. Aunque pagar la casa se lleva el 53% del sueldo de un hogar joven -de los 16 a 29 años-, la situación es más grave para los que tienen entre 16 y 24 años porque al contar con menos ingresos se ven obligados a dedicar hasta el 73% de su sueldo a este apartado. Y en el caso de la franja de edad de los 30 a los 34 años casi cuatro de cada diez también tienen más deudas de las que pueden asumir para poder pagar su casa.

Las cuentas no les salen a los que nacieron entre finales de la década de los 80 y principios de los 90. Si la capacidad adquisitiva de esta población ronda los 10.000 euros anuales pero para poder comprar un piso necesitan unos 17.253 euros de media, el endeudamiento alcanza los 7.253 euros al año. Son unos 241 euros al mes, que suponen más de la mitad de lo que cuesta una mensualidad de un piso alquilado en Galicia. Por lo tanto, la pérdida anual de poder adquisitivo de los jóvenes y el aumento de los precios de alquiler y de la compraventa de vivienda el año pasado provoca que independizarse en solitario sea "inviable" en estas edades. Al 53% de los ingresos para la cuota del crédito hipotecario o el alquiler se suma otro 8% de unos 113 euros para facturas de luz, agua y gas y otros suministros y servicios de la vivienda. Para hacer frente a estos costas hace falta que los dos miembros de la pareja del hogar joven tengan un empleo que les reporte ingresos todos los meses. Pero eso no ocurre en buena parte de los pisos en los que viven menores de 30 porque la tasa de paro en esta franja alcanza el 30% y coloca a Galicia como la séptima autonomía con una mayor tasa de desempleo. Además, el Consejo de la Juventud resalta que el 35% de las jóvenes independizados de la comunidad gallega se encuentran bajo el umbral de pobreza, una tasa inferior a la media estatal, aunque cuenta con más población joven en riesgo de exclusión social por encima de ocho autonomías: Castilla y León, Cantabria, La Rioja, Cataluña, Madrid, País Vasco, Navarra y Aragón.

Emanciparse sale más caro en la provincia de Pontevedra, cuyos hogares formados por menores de 30 años deben dedicar casi el 58% de su salario a pagar la hipoteca -cinco puntos más que en la media autonómica- porque el precio de la vivienda libre es el más alto de Galicia con unos 124.290 euros. Vivir en A Coruña en un inmueble propio supone reservar justo la mitad del sueldo mensual para abonar la hipoteca por un inmueble que de media cuesta 121.090 euros. El precio en las dos provincias del litoral gallego supera los 119.670 euros de la media autonómica. Más barato es residir en el interior de la comunidad pero aún así comprar una casa en Ourense supone dejarse cada mes el 44% del salario y en Lugo casi el 40%.

Según el régimen de tenencia de 2015, el 46,5% de las personas entre 16 y 29 años que lograron independizarse lo hicieron en una vivienda de alquiler y el 13,3% adquirieron una en propiedad con hipoteca. El resto se reparte entre el 22,4% que reside en inmuebles cedidos gratis o a bajo precio y el 17% que ya lo tienen pagado.