El Concello de Cabanas ya ha adjudicado la segunda fase de la demolición de las dos últimas plantas del edificio de O Penso para acatar así la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia que declaró nula la licencia del bloque de viviendas por exceso de altura. La promotora levantó dos alturas más de las permitidas y la licencia de obra fue concedida por silencio administrativo cuando en Cabanas gobernaba el PSOE con Modesta Anca al frente. Pero fue el alcalde actual, Germán Castrillón (PP) el que tuvo que hacer frente a esta demolición que se inició en enero de 2015 y también de indemnizar a los propietarios afectados. A punto de empezar la segunda fase del derribo, varios vecinos denuncian deficiencias e irregularidades durante la primera.

Los propietarios han enviado una carta al regidor para instarle a que compruebe in situ las deficiencias y se ponga en contacto con la comunidad de vecinos para subsanarlas. Critican, por una parte, que en las obras de acondicionamiento no se dejó acceso que había antes al tejado comunitario para comprobar su estado y para su mantenimiento y tampoco a la antena de televisión a la que sería necesario ir en caso de avería. En este sentido, alegan que además falta la antena satélite y la de radio FM que tenía la comunidad de propietarios junto con otra particular de uno de los vecinos. Y solicitan el cambio de la nueva que instalaron porque no funciona correctamente.

La comunidad ha detectado otros desperfectos en el portero, que marca los cinco pisos, cuando el cuarto y el quinto ya no existen. En el caso del ascensor, critican que es "más pequeño y estrecho" que el anterior, por lo que demandan un certificado de la empresa que lo instaló para comprobar que cumple con todos los requisitos exigidos. Al mismo tiempo, reclaman conocer quién abonó la luz utilizada durante la ejecución de la obra, ya que -aclaran- "no tiene que causar ningún coste adicional a la comunidad".

Durante los trabajos de demolición una inundación en la cuarta planta provocó desperfectos en el techo de una habitación y en la entrada del pasillo de uno de los pisos de abajo. Aunque el verano pasado la empresa reparó parte de los daños, los vecinos avisan de que está pendiente dar una segunda mano de pintura la reparación del hall de la entrada. Algunos propietarios también sufrieron algunas infiltraciones porque en el cubrimiento de terraza se cambió la pizarra por uralita gris, que en su opinión protegen menos.

Los vecinos solicitan al Concello, por otra parte, que se encargue de la modificación de la división horizontal ante notario y su posterior registro por la obra judicial. Con este cambio, en el nuevo documento no deben figurar ya los pisos de la quinta planta que han sido derribados y, a su vez, la reestructuración e los cuartos. Y con estas variaciones -indican- el siguiente paso sería redistribuir la cuota de participación de cada propietario adaptándola a las propiedades actuales.