El domingo pasado, mi hijo Martín, su corazón Nerea y mi cuñado Jorge trataban de escapar de las llamas en Chandebrito. Estaban tan mal las cosas que pensaron que no iban a poder salir de allí.

En ese momento, en medio de aquel caos, vieron un vehículo Todo Terreno del cuerpo de bomberos de Vigo. Le pidieron a su conductor y único ocupante que, por favor, les sacara de allí. Ese bombero era Miguel. Los subió a bordo a ellos y a otra persona más y atravesando el fuego los llevó a lugar seguro.

Cuando cuentan lo que vivieron en aquellos momentos de angustia siguen sin encontrar explicación a cómo fue posible que Miguel les sacara sanos y salvos conduciendo a través de las llamas y cegado por un humo que no dejaba ver por donde iban; tampoco entienden como pudo mantener la calma y el control cuando todo hacia presagiar lo peor.

Hoy Miguel les ha explicado que la profesión y la experiencia te hacen ver lo que los profanos no somos capaces de localizar: la térmica, la dirección de las llamas, los movimientos del humo,... Yo sólo sé que mi hijo Martín, Nerea y Jorge salieron de allí gracias a él.

UN ABRAZO MIGUEL... Y NUESTRA ETERNA GRATITUD.