El municipio de Nigrán ha sido el más castigado de Galicia por la ola de incendios. No en superficie forestal y bienes afectados, sino en pérdida de vidas humanas. Allí fallecieron dos vecinas de la parroquia de Chandebrito a bordo de una furgoneta en medio de una fallida evacuación y allí se vivieron momentos de pánico absoluto, del que no solo fueron víctimas sus habitantes, sino también los agentes de la Policía Nacional desplegados.

En esos momentos, la localidad solo contaba con dos bomberos y un camión forestal. El único apoyo, proporcionado por el Concello, era una baldeadora y su conductor y el concejal de Vías e Obras, también bombero de profesión. Así lo aseguran los propios efectivos del GES Val Miñor que allí se encontraban. "Hicimos lo que pudimos con lo que teníamos", recalcan agradecidos por la ayuda de los vecinos en sus tareas.

El equipo es comarcal y atiende tres concellos -Baiona, Nigrán y Gondomar-. Cuenta con doce agentes, dos de ellos de guardia el domingo. Ocho que se encontraban de descanso se incorporaron a sus puestos según se lo permitieron sus circunstancias personales. Tres lo hicieron a las 17.30, cuando se desató el fuego inicial, originado entre Parada y Camos, cerca de una pirotecnia.

Dos agentes se quedaron atendiendo este incendio, todavía lejos de las viviendas, con el camión forestal del grupo y otro se dirigió a Baiona para ayudar a los compañeros de turno a defender las casas con la motobomba, después de haber asistido a Oia y a Gondomar en las horas anteriores.

"Nos organizamos en función de las necesidades, guiados por nuestra experiencia, dado que no teníamos un coordinador al mando y no podíamos comunicarnos con las centrales del 112 y del 085 porque estaban colapsadas", explica Antonio Estévez, uno de los que se quedó en Nigrán.

Las llamas avanzaban hacia Camos y amenazaban varias viviendas y allí estaban los dos bomberos cuando la emisora anunció que en Chandebrito había vecinos y policías en serio peligro. Subieron tras la cisterna municipal y varios agentes policiales, pero la recogida de una manguera los dejó rezagados. El edil y el conductor, Rubén Rial y Fernando Méndez, siguieron por la carretera en llamas para llevar agua a la parroquia arriesgando su vida, pero "cuando nosotros llegamos ya era imposible pasar con el camión", indica.

Trataron de acceder por el otro extremo, por Priegue, "sin saber si allí podríamos pasar porque la central no informaba de nada" y tampoco lo consiguieron. Los partes de la Xunta obviaban el incendio de Nigrán a las 19.30, dos horas después de haberse iniciado y las centrales no informaban, aseguran. "Ni siquiera sabíamos si el concejal y el conductor estaban vivos. Fueron momentos muy complicados, de caos absoluto, de descoordinación total. Se había solicitado una descarga de un hidroavión que atendía Gondomar, pero no nos hicieron caso", señalan.

Finalmente recibieron una llamada de Rial que los tranquilizó porque les comunicaba que la situación en Chandebrito no era tan grave. Por fin pudieron llegar y tratar de sofocar las llamas. Enseguida se incorporaron otros cinco compañeros que se repartieron por los puntos más complicados del concello. Y entre todos trataron de manejar la situación "con la inestimable ayuda de vecinos y gente de otros lugares que desinteresadamente se unieron a los trabajos", añaden.

El debate político vino después. El gobierno municipal denunció falta de medios tras el desastre con dos víctimas mortales y el presidente de la Xunta y diversos representantes del Ejecutivo gallego lo desmintieron. Los bomberos consideran que desde las centrales de emergencias "no se dio importancia al incendio de Nigrán", que lo pagó sin ningún apoyo externo.