"No tenemos en nuestro ADN nada que nos haga diferentes. Y eso es bueno que se sepa". Así respondió el portavoz del Gobierno central, Íñigo Méndez de Vigo, a la prensa cuando le preguntaron ayer por el caso de Paula Quinteiro. Los cargos políticos, según dijo, son "iguales ante la ley" y tienen las mismas "responsabilidades" ante ella que cualquier otro ciudadano.

Por su parte, el PP gallego elevó el tono de los ataques a En Marea a raíz del altercado en que se vio envuelta la diputada y lo vinculó a que "no hay nadie al volante" del partido instrumental. "Estamos ante la crónica de un Grupo Mixto anunciado", atacó el secretario xeral de los populares, Miguel Tellado, en alusión a la salida de Quinteiro del espacio de la confluencia. Su dardo remite a los problemas que tuvo la legislatura pasada AGE, el precedente de En Marea.

Horas antes de la reunión del consello das mareas, el PP censuró cualquiera de las decisiones de En Marea. En caso de la salida de Quinteiro, "Villares [portavoz del partido instrumental] dejaría de ser el líder de la oposición", en beneficio del PSdeG. Si la dirección no exigía el acta de Quinteiro, como pidió la coordinadora, el exjuez "dejaría de ser líder incluso de sus afines dentro del partido". Y si dimitía, "estaría dando la razón" al PP cuando criticó la "inacción" de Villares, a pesar de que la coordinadora había exigido su renuncia.