La crisis interna de En Marea amenaza con provocar que pierda un acta en el Parlamento y el liderazgo de la oposición. El Consello das Mareas, la dirección del partido instrumental, decidió ayer exigir la dimisión de su diputada Paula Quinteiro por no cumplir los "estándares éticos" de la formación y considerar injustificable que se identificase como parlamentaria en un altercado con la Policía Local de Santiago. "Venimos a representar a la gente del común, no a dotarnos de privilegios", alegó Gonzalo Rodríguez en calidad de portavoz del máximo órgano de En Marea.

La resolución se comunicó a las 22.40 horas a la prensa, pero no a la diputada, que había descartado renunciar a su acta, a pesar de la petición expresa de la coordinadora de la formación y de pesos pesados como Xosé Manuel Beiras. La decisión, sin embargo, queda en manos de ella, pues nadie puede obligarla a dejar el Parlamento. Si no dimite, la pelota pasaría al tejado del grupo parlamentario, que debería decidir si la expulsa al grupo mixto, reeditando la situación de AGE, precedente de En Marea, la legislatura pasada. Si lo hiciese, cumpliría el mandato del Consello das Mareas. Si no, mantendría su postura contraria a la renuncia, pero pondría en entredicho la disciplina interna. El grupo parlamentario cuenta con 14 diputados, pero siete, incluida Quinteiro, son de Podemos, que rechaza responder orgánicamente ante el Consello das Mareas.

Los movimientos que se produjeron esta semana van más allá del caso y están condicionados por las rencillas internas. El suceso que generó la resolución del Consello das Mareas tuvo lugar la madrugada del sábado. Alertados por los vecinos, agentes de la Policía Local pararon a un grupo de 15 personas en el centro de Santiago e identificaron a uno como posible autor de destrozos en varios vehículos. En el grupo se encontraba Quinteiro, que medió en la discusión y exhibió su credencial de parlamentaria. Los agentes recogen en su parte oficial que los acusó de "interferir" en su "labor parlamentaria" y anunció iniciativas en la Cámara sobre el caso. La diputada reconoció que mostró esa documentación y no su DNI, pero negó que intentase "hacer valer ningún tipo de derecho".

La ejecutiva de En Marea pidió hace dos días la dimisión de Quinteiro, cuestión que se iba a dilucidar en la reunión de ayer del Consello das Mareas, a la que acudió la diputada para dar explicaciones antes de retirarse y de que el máximo órgano de la formación instrumental deliberase. Antes había descartado renunciar en la tercera reunión del grupo parlamentario sobre el caso, en la que la decisión tomada fue que se le abriera simplemente un expediente. Esta postura fue la que defendió Villares en el Consello das Mareas antes de una votación en la que se abstuvo, igual que los diputados Paula Verao y Davide Rodríguez, pues su apuesta por el adiós de Quinteiro no logró mayoría entre sus compañeros.

Al Consello acudieron miembros del sector crítico con Villares, que abandonó el encuentro, alegando que habían escuchado "inadmisibles ataques personales" a la parlamentaria y vinculando la exigencia de su acta con "cuestiones internas". Fuentes de este sector relacionan la exigencia de dimisión con que, de salir Quinteiro, accedería al Parlamento Xoán Hermida, cercano al bloque afín a Luís Villares.

A pesar de quedar solo el grupo oficialista en la reunión, esta se prolongó durante dos horas y media. Gonzalo Rodríguez justificó la resolución final porque las "implicaciones políticas" de una actitud que no respeta las "exigencias" de "ética y transparencia" de En Marea "condicionan el trabajo político".