La demanda del alquiler en el mercado inmobiliario gallego crece tanto que existe un riesgo muy real de desabastecimiento. De quedarse sin oferta suficiente porque, entre otras razones también, la construcción de nuevas viviendas en la comunidad se recupera de momento a un ritmo mucho menor. El stock de pisos para arrendar toco mínimos al cierre del primer trimestre, con 3.650, después de una caída en picado en el último año del 48%. Llegó a haber 7.000. "Una reducción preocupante", como señala Benito Iglesias, presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein). El sector respira un poco más tranquilo con la evolución en los siguientes dos meses. La continua bajada del volumen de inmuebles disponibles da cierta tregua y la bolsa del alquiler en Galicia suma siete nuevos al día. "La rentabilidad -achaca Iglesias- ha animado a más propietarios a arrendar su vivienda".

El stock alcanza en estos momentos unos 4.100 pisos. Del total, 2.000 están en la provincia de A Coruña, donde la subida es del 8,1%. El incremento en Pontevedra es del 20%, con la incorporación de 200 viviendas entre abril y mayo, hasta 1.200. Ourense y Lugo suman ambas 50 más, lo que supone un alza del 11% y el 14%, hasta las 500 y 400, respectivamente.

Este gran desequilibrio en el número de pisos integrados en el mercado del arrendamiento en Galicia se traslada a los concellos. En oferta y demanda. Hay "un impacto asimétrico" en el resurgir del alquiler como alternativa a la compra, "ya que en la mayoría de ayuntamientos y, en concreto, en los de menos de 5.000 habitantes la demanda es testimonial o baja, con lo que no existe ningún agravante ni incrementos de precio", según las inmobiliarias. "Por contrapunto, tenemos un porcentaje de vivienda vacía que no sale al mercado, lo que agrava aún más la situación en ciudades como A Coruña y Vigo -añaden las inmobiliarias-; y también en Ourense, que puede llegar a este segundo trimestre con una oferta reducida que no cubra la demanda y con unas subidas de precios que difícilmente serán asumibles por los ingresos medios de una unidad familiar de clase media-baja".

"No es que el verano pasado mejorara la demanda del alquiler de verano, es que se alcanzaron precios inéditos en la última década y esperamos que este año serán todavía mayores", avanza Benito Iglesias, que recuerda las llamadas entre inmobiliarias por la falta de viviendas y los precios "descontrolados". Ahí se enmarca una clave importante para comprender la reducción del stock de pisos disponibles, por el auge del arrendamiento estival. "Son -señala el presidente de Fegein- viviendas que luego no pasan al mercado convencional".

Por si todas estas razones fueran poco preocupantes, desde ayer, 1 de junio, los alquileres están oficialmente desvinculados del Índice de Precios al Consumo (IPC). Las condiciones de todo contrato que tenga que renovarse a partir de ahora serán las que decidan arrendador y arrendatario.

"Eso creará tensiones en el mercado", indica el presidente de Fegein, en referencia a la posibilidad de importantes subidas de precios a las que los inquilinos actuales no puedan hacer frente. Coincide además con un periodo de búsqueda de inmuebles por parte de los estudiantes "y lo que todo eso repercutirá en la economía de las familias". "Todo esto nos avisa nítidamente de un calentón del mercado de la vivienda en alquiler en Galicia", advierte Benito Iglesias.

Las inmobiliarias siguen pidiendo la incorporación de más pisos a la oferta del alquiler para poder aliviar esos posibles desequilibrios y para conseguirlo consideran fundamental el impulso a "incentivos fiscales" y "una mayor seguridad jurídica" que acaben convenciendo a los propietarios con viviendas fuera del mercado.