El borrador del decreto que deja el Gobierno de Rajoy sobre la regulación de los controles sanitarios de la leche deja en manos de los transportistas los análisis del producto durante las rutas de recogida en lugar de los laboratorios, como se hace hasta ahora. Los ganaderos y las industrias lácteas de la comunidad, cuyos intereses suelen ser contrarios, se han unido en esta ocasión para presentar alegaciones al decreto junto con los laboratorios gallegos. "Confiamos y estamos convencidos de que se recapacite porque el cambio es una equivocación", denuncian desde Unións Agrarias, que advierten de que además de ser una norma "inviable" en el rural y "a pie de campo", de sacarla adelante el nuevo Ejecutivo de Sánchez causaría "desconcierto" en el sector y éste perdería credibilidad". "Sinrazón", "disparate" y "aberración" son algunos de los adjetivos con los que las organizaciones agrarias califican el proyecto.

Alegan que se haría "eterno" el tiempo de recogida por lo que se tardaría en hacer las pruebas, lo que pondría en riesgo la supervivencia de las pequeñas granjas. Pero lo más grave para el sector es que se dejaría la responsabilidad de la trazabilidad de la leche en manos de los conductores de las cisternas cuando -critican- "no tienen los conocimientos suficientes" para ello.

El responsable de Ganadería de Unións Agrarias, Javier Iglesias, añade además que no se trata solo de la falta de formación sino de que los transportistas no contarían con la ayuda de los equipos costosos con los que sí disponen los laboratorios. "Todo se limitaría a cómo interpreta el ojo del conductor los colores y reacciones que se producen al hacer los análisis", sostienen.

Por lo general, en las leches descremadas o adulteradas aparece un color azulado. La leche de animales con alguna enfermedad tiene un color grisáceo. Un tono rosa indica presencia de sangre o de patógenos, mientras que otros colores, como el amarillo, indican contaminación de sustancias coloreadas o también patógenos.

Tecnologías

Los sindicatos advierten de que cada color tiene "múltiples matices" que en los laboratorios "se traducen a números gracias a todas las tecnologías y equipamientos de los que disponen". Aclaran que a veces los ganaderos sí que realizan estas pruebas cuando han tenido algunas de las reses enfermas para determinar si una vez que han finalizado el tratamiento "se siguen percibiendo residuos de forma clara o pueden arriesgarse a echar la leche al tanque de frío". "Una cosa es que lo hagan los productores de forma puntual en estos casos y otra, que esto se convierta en el método a seguir con toda la producción láctea para garantizar su trazabilidad", lamentan los sindicatos.

Otra de las consecuencias negativas de esta norma para el lácteo gallego obedece a que la comunicación de movimientos de leche cruda se limitaría a la primera fase del tanque a la cisterna y, no como hasta ahora, que también se identifica el volumen que llega a la fábrica garantizando la seguridad hasta el final del proceso. Además, aunque se hace obligatoria la prueba para detectar la presencia de residuos de antibióticos en la explotación se elimina el mismo test en la descarga de la cisterna. Una de las dos muestras tomadas del tanque antes de la descarga se hará llegar al laboratorio, mientras la otra es la que utilizará in situ el transportista. Todos los agentes del sector y los resultados de los análisis se incluirán en la base de datos Letra Q que usará el Ministerio de Agricultura como herramienta para asegurar la calidad de la leche.