Hay prácticas prohibidas desde hace años que sin embargo, debido a su arraigo popular y a la tradición, persisten en los locales de hostelería. Entre ellas, las aceiteras rellenables y las botellas de licor café o aguardiente que se ponen a disposición del cliente para echar chupitos o aromatizar el café con unas gotas aceiteras rellenables chupitos gotas. Son costumbres que se resisten a abandonar las mesas de los restaurantes y las barras de los bares pese a que ya están fuera de la ley. De hecho, el pasado mes de abril la Consellería de Sanidade lanzó una campaña específica de inspección para controlar el cumplimiento de la normativa y tras revisar casi 1.400 locales detectó 222 infracciones sobre la utilización de envases rellenables y la ausencia de etiquetado en bebidas alcohólicas.

Los inspectores sanitarios peinaron Galicia durante doce días, entre el 9 y el 20 de abril, pasando por establecimientos que sirven comidas, tapas o tan solo pinchos, ya fueran restaurantes, cafeterías, empresas de servicio a domicilio, de comida rápida o de autoservicio.

Con esta actuación, la tercera de estas características, la Consellería de Sanidade pretendió actualizar los datos del registro en el que deben estar inscritos todos los establecimientos de venta de este tipo de productos, y también verificar que se cumple con las normas sanitarias y alimentarias. Y se puso el ojo sobre los envases rellenables, tanto para suministrar aceite para ensaladas, pulpo o tostadas como aguardiente, además de comprobar que los alcoholes puestos a la venta están correctamente etiquetados.

LEGISLACIÓN

Las aceiteras a granel se prohibieron mediante un real decreto del año 2013 que entró en vigor en enero del año siguiente, dando dos meses de moratoria a la hostelería para que pudieran deshacerse de los excedentes. Esa norma determina que los aceites que se pongan a disposición del consumidor deberán presentarse en envases etiquetados, estar provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización y disponer de una protección que impida su rellenado una vez agotado su contenido original.

Durante los 12 días de la campaña, los inspectores de Sanidade controlaron 1.391 locales de hostelería. El mayor rastreo se realizó en la provincia de Pontevedra, con 512 establecimientos revisados. Le sigue A Coruña con 489 y, ya a mucha distancia, Lugo con 197 y Ourense con 193. Sanidad informó de que en total se detectaron 222 infracciones -138 por usar para el aceite envases rellenables y 84 por alcohol sin etiquetar-. Pero no todas acabarán en sanción, dado que las actuaciones de los inspectores también incluyen requerimientos de subsanación e inmovilizaciones del producto. Las multas, dependiendo de la gravedad y la reincidencia, oscilan entre los 1.000 y los 5.001 euros.

La provincia con más infracciones fue Pontevedra, con 113 actas levantadas -casi el 51% del total-, 69 por el uso de envases rellenables y 44 por servir alcohol sin etiquetar. En A Coruña se descubrieron 92 infracciones (61 y 31), lo que supone el 42%; mientras que en Ourense fueron solo 9 (5 y 4) y en Lugo 8 (3 y 5).

Durante la campaña, Sanidade aprovechó para verificar y actualizar los datos del registro sanitario de empresas y establecimientos alimentarios en el que desde octubre de 2012 deben estar inscritos todos los negocios de venta al por menor. Además, los inspectores comprobaron las condiciones generales de higiene de los locales, la trazabilidad de las materias primas empleadas y la correcta información suministrada al consumidor.

Todos los años se realizan controles ordinarios. A finales de 2015 había en Galicia casi 24.000 establecimientos de restauración colectiva y ese año los servicios de inspección llegaron a casi 4.500 locales. De los incumplimientos detectados, el 31% se saldó con un expediente sancionador, que en un 6% de los casos consistió en la suspensión temporal de la actividad. El 63% restante se solventó con un requerimiento dándoles plazo para subsanar las deficiencias.