Como ocurre con cualquier otro producto, todavía en el mercado negro los precios de la droga están sujetos a la ley de la oferta y la demanda. Y no es que la demanda de estupefacientes haya aumentado en Galicia o en España, pero las fuerzas de seguridad y los equipos antidroga sí advierten de que actualmente existe una sobreoferta que ha provocado el desplome de los precios en el mercado negro. Desde la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional en Galicia atribuyen esta sobreoferta, al menos en lo que respecta al hachís y a la cocaína, a los grandes excedentes de producción que existe en los países de origen de ambos estupefacientes: Marruecos y Colombia.

"Hay mucha droga esperando a cruzar el océano en Colombia y en Marruecos, y también hay mucha esperando a salir que permanece encaletada en la comunidad gallega", explica el jefe de la Udyco-Galicia en la Comandancia de Pontevedra, Diego Amaya Díaz. La información que baraja la unidad bajo su mando es que el precio ha caído considerablemente y así lo han podido confirmar con su trabajo de campo. "Según las tablas oficiales en vigor, los mil gramos de cocaína con un 70% de pureza se venden a unos 34.000 euros" en este escalafón en el que los medianos traficantes comercian con el polvo blanco al kilo. Sin embargo, pese a que estos son los precios "oficiales", han constatado que "a mediados del mes de junio en puntos de la geografía gallega se estaban ofertando precios de 26.000 euros por kilo". Es decir, una rebaja de casi 8.000 euros.

Una de las razones de esta sobreoferta de cocaína es la enorme producción en su punto de origen, a juicio de Amaya. La paz en Colombia ha provocado que en el antiguo territorio controlado por las FARC los campesinos sigan cultivando la hoja de coca con cierta permisividad y la producción está siendo muy elevada. Cocaína a la que los grandes cárteles colombianos buscarán darle salida y los mercados que abastecen son, principalmente, Europa y Estados Unidos. Es por ello que desde la Udyco vaticinan que aunque ya ahora hay mucha droga, "va a haber más", puesto que ante esta situación "habrá un repunte de envíos".

Operaciones

Ayudados por los vientos alíseos, pero sobre todo por esta necesidad de sacar al mercado el stock, el decomiso de hasta 4.750 kilos de cocaína que viajaban a bordo de tres veleros en medio del Atlántico en distintas operaciones internacionales de la Policía parece dar la razón a este mando experto en la lucha antidroga y en el narcotráfico gallego. Y es que aunque apenas lleva unos meses al frente de la Udyco en la Comisaría de Pontevedra, Amaya ya se bregó durante 9 años en la lucha contra las organizaciones de las Rías Baixas como miembro del Greco-Galicia.

Tras siete años combatiendo al narcotráfico desde fuera de Galicia, a su regreso considera que "poco ha cambiado" la situación en el litoral gallego.

Sin cambios, para la bueno y para lo malo. Para lo bueno porque la situación dista mucho del grave problema que asola el campo de Gibraltar "en donde los compañeros son recibidos con cócteles molotov". Para lo malo porque, droga, sin embargo, sigue habiendo. En su despacho de la Comisaría muestra un mapa con los flujos mundiales del transporte de estupefaciente y el 95% de las rutas de la cocaína apuntan hacia España y concretamente a Galicia: "Sigue siendo la principal vía de entrada de cocaína en Europa, con la salvedad de algunos puertos como Le Havre o Rotterdam", explica. Los cárteles han intentado abrir nuevas vías, como la ruta africana, pero el riesgo de encontrarse con zonas controladas por algún grupo yihadista hace que "no se arriesguen tanto" y opten por las vías tradicionales. El contenedor (que estuvo en auge hace unos años) o los envíos en buques nodrizas que salen al encuentro de las planeadoras de los grupos gallegos.

Estos siguen jugando el mismo papel de narcotransportistas y Amaya Díaz subraya que, como quedó de manifiesto en el juicio por el alijo de cocaína del Coral I es "habitual" que los "cárteles" tengan "sus propias oficinas como las llaman ellos en Galicia y si no en Madrid". "Los propietarios de la droga son ellos, los gallegos se dedican al transporte y se quedan una parte o reciben la comisión que les corresponde en dinero", explica. Aunque tienen confianza en los gallegos y siguen recurriendo a ellos, la presencia de un emisario o "notario" de los colombianos en cada una de las operaciones es habitual "para comprobar que no son engañados".

¿Y los protagonistas son los mismos? El jefe de la Udyco explica que "los clásicos siguen ahí", tal y como demostró la detención el pasado mes de febrero de Sito Miñanco. "Hace quince años ya nos encontramos con que la segunda generación había tomado el mando de las operaciones. segundones en la operación Nécora como Patoco pasaron a ser los principales actores y hoy en día ya se va por la tercera generación".