El verano negro en las carreteras gallegas ha dado un vuelco a las estadísticas de accidentalidad. Tras un primer semestre con un descenso de víctimas en la red viaria de la comunidad, las colisiones y salidas de vía ocurridas en julio y agosto provocaron un repunte de los fallecidos en el asfalto. Galicia junto con otras ocho comunidades están marcadas en rojo en el mapa de la DGT por el aumento de los siniestros mortales en lo que ve de año. En el conjunto del país, son ya 786 las víctimas, casi un 3% más que el mismo periodo de 2017. El exceso de velocidad, los despistes al volante y el consumo de alcohol o drogas dejaron en casi ocho meses un total de 60 fallecidos en las carreteras gallegas, ocho más que el año pasado. Un balance que se traduce en un aumento de los muertos en accidentes de tráfico del 15,4%, cinco veces por encima de la media nacional, según datos de la Dirección General de Tráfico.

En solo dos meses de verano fallecieron en siniestros de tráfico en Galicia 21 personas frente a los diez contabilizadas en la campaña de verano de 2017, todas en carreteras convencionales. Julio y agosto suman ya el 35% de todos los muertos que este año se han quedado en las carreteras de la comunidad. El arranque de las vacaciones -julio- se saldó con 12 muertos en la red viaria gallega y a falta de tres días para cerrar agosto, este mes ya acumula 9 víctimas.

Prudencia y paciencia al volante. Son los consejos que lanza la DGT en cada operación salida y, con especial atención a los trayectos cortos y por carreteras convencionales ya que resultan las más peligrosas: más del 90% de los accidentes mortales ocurridos en Galicia se producen en este tipo de vías. ¿El motivo? Se trata de rutas conocidas para los conductores que pese a que puedan verse como una ventaja se convierten en un gran problema. Distracciones (detrás del 36% de los siniestros mortales registrados en la comunidad gallega), velocidad inadecuada (respetar los límites evitaría una cuarta parte de los fallecidos), fatiga (más del 30% de los accidentes se deben al cansancio) y alcohol o drogas (uno de cada tres implicados un siniestro mortal viajaba ebrio o bajo las influencias de alguna sustancia estupefaciente) son un auténtico cóctel molotov al volante que hace de estos trayectos los más nefastos para la seguridad vial. Los datos hablan por sí solos: el 50% de los accidentes mortales en las carreteras gallegas ocurren a menos de 20 kilómetros del domicilio.

En cifras absolutas, Galicia es la quinta comunidad que va camino de cerrar los primeros ocho meses de 2018 con más fallecidos en sus carreteras: 60. A la cabeza está Cataluña (132), seguida de Andalucía (112), Comunidad Valenciana (93) y Castilla y León (81). En el extremo opuesto, La Rioja (5), Cantabria (12) y Navarra (9).

En lo que va de año, solo seis comunidades han logrado reducir las estadísticas de accidentalidad mortal: Andalucía (-20), Baleares (-7), Castilla-La Mancha (-13), Extremadura (-12), Madrid (-18) y La Rioja (-10). En términos porcentuales la mayor caída se registró en las carreteras de Madrid y Extremadura, por encima del 36%, seguidas de Baleares (-25%) y Castilla-La Mancha (-18,8%).

En dos territorios las cifras se mantienen igual que el año pasado: Castilla y León (81) y Murcia (24).

De las nueve comunidades con más accidentalidad que el año pasado, Cataluña y Comunidad Valenciana sumaron en cada caso 32 fallecidos más que los primeros ocho meses de 2017. Navarra registra ocho 11 víctimas mortales más y Aragón, 9. Y con ocho más, en el quinto puestos, la comunidad gallega, según datos de la DGT.