En los últimos cuatro ejercicios, el nivel de ejecución de las previsiones de recaudación de la Xunta por la venta de sus pisos, locales y suelo industrial pasó del 54%. Es una buena cifra si se compara con el resto de comunidades. A nivel nacional, la partida presupuestada siempre queda muy por debajo de la que después se recauda. Conscientes de este hecho, las comunidades recortaron en 2017 más de un tercio la cifra que preveían recaudar por la venta de sus inmuebles (de 477 millones a 293) y aún así percibieron menos de la mitad de esta cantidad (158 millones). En la última década, las autonomía han sobrestimado de forma sistemática sus previsiones de ingresos por la venta de su patrimonio. La conclusión podría ser que confían en unas previsiones a las que el mercado da la espalda. Aunque hay expertos que aseguran que inflan la recaudación para poder cuadrar así sus presupuestos y de paso respetar los objetivos de déficit público marcados.

Entre 2015 y 2017, las comunidades recaudaron por la enajenación de inversiones reales 406 millones cuando la cifra presupuestada era 2.110. El porcentaje de ingresos sobre los previstos fue en este trienio del 19%. El mayor exceso se registró en 2015 cuando las 17 autonomías presupuestaron que iban a conseguir 1.340 millones por la venta de su patrimonio inmobiliario, aunque al final solo lograron 108 (un 8%).

En 2017, las enajenaciones de inversiones reales previstas en todas las comunidades se redujeron un 38,5%, hasta los 293,2 millones. Para 2018, está previsión se ha vuelto a reducir un 12% hasta los 255 millones. Habrá que esperar a finales de año para comprobar qué porcentaje de esta cantidad se ha conseguido. La previsión que ha hecho la Xunta para 2018 es que recaude 10,6 millones, un 50% más de lo que presupuestó para 2017.