La inspección de acompañamiento en cabina en la línea Ourense-Santiago, en la que descarriló un tren Alvia el 24 de julio de 2013 ocasionando 80 muertes y más de un centenar de heridos, detectó una señalización "completamente entre comillas normal", además de que ningún maquinista "hizo saber" en ese momento que existiese una "dificultad o preocupación" por el salto de velocidad de 200 a 80 kilómetros por hora.

Así lo afirmó el gerente del área de seguridad en la circulación del noroeste de Adif, Fernando Rebón Sartal, el pasado 12 de septiembre ante el juez que instruye la causa por el accidente, Andrés Lago.

En el vídeo de la comparecencia, al que tuvo acceso Europa Press, este cargo de Adif, subordinado en su día de Andrés Cortabitarte (exdirector de seguridad en la circulación de Adif, también investigado en el caso), negó haber tenido competencias en el análisis de riesgos previo a la puesta en servicio de la línea. La Agencia Ferroviaria Europea ha dictaminado que dicho examen de riesgos debe realizarse antes y después del comienzo de la explotación.

Rebón Sartal admitió ante el magistrado que la intervención de su gerencia empieza "cuando se publica el aviso 74 informando de que se pone en explotación o en servicio la línea". El hazard log, el dossier de seguridad que elabora la UTE (la unión temporal de empresas que suministra el sistema de control, mando y señalización) y el análisis de riesgo que ha de realizar un evaluador independiente "viene dado" a su departamento, según aseguró.