El ayuntamiento gallego con el porcentaje de extranjeros más alto es Carballeda de Valdeorras, un concello ourensano de apenas 1.600 habitantes, de los que 305 son foráneos, lo que supone el 18,8% del total. La mayoría son de nacionalidad portuguesa y llegaron a este municipio atraídos por el trabajo en la pizarra.

Pero el caso más peculiar es el de Oímbra, otro concello ourensano de la comarca de Monterrei de menos de 2.000 habitantes en el que a finales del pasado año residían 271 ciudadanos de otros países, el 14,9% de su padrón. Más de la mitad son portugueses y tanto PSdeG como BNG han denunciado en reiteradas ocasiones que se debe a que el PP los empadrona en el municipio para engordar el censo antes de las elecciones.

En las municipales de 2011, el padrón de este ayuntamiento limítrofe con Portugal se disparó: había 179 ciudadanos extranjeros con derecho a voto, casi todos portugueses, y 27 de ellos estaban empadronados en una casa deshabitada que era propiedad de la esposa del alcalde Alfonso Villarino (PP). En las de 2015, y tras más de 30 años en el poder, traspasó el bastón de mando a su hija Ana Vilariño, y antes de esas elecciones de nuevo el censo de votantes extranjeros -la gran mayoría portugueses- se disparó todavía más: pasó a 237. Casi un 14% más.