El lácteo gallego continúa en pie de guerra para encontrar una solución que ponga fin a los problemas y desventajas que sufre el sector y que sitúan al producto gallego como el más perjudicado por la brecha de precios. El factor salarial no es el único que lastra la facturación y competitividad de las explotaciones de la comunidad. El minifundismo, la falta de transformación de la producción, la situación geográfica y el envejecimiento poblacional se suman a la lista de enemigos para la ganadería.

Así lo manifestaron ayer los representantes de sindicatos y del Gobierno central en el foro de debate sobre el futuro del sector lácteo celebrado en Santiago. "Los costes de producción deberían ser más bajos, como ocurre en Irlanda o en Normandía", reconoció el secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda.

Para el representante del Ministerio de Agricultura y para el líder del sindicato Unións Agrarias (UUAA), Roberto García, una actuación efectiva para reducir los efectos adversos de estas trabas sería la reducción de los costes de alimentación en caso de un mejor aprovechamiento de las tierras para la producción forrajera, pero consideran que "la fragmentación de propietarios supone un freno para el desarrollo de ese sector en un mercado competitivo y abierto como el de la Unión Europea".

Dentro del comercio en el que el lácteo gallego disputa el protagonismo que se merece, uno de los principales obstáculos con los que se topa a la hora de producir es la falta de estructura suficiente para cultivar forraje para el ganado. Todo ello se traduce en un déficit de competitividad respecto a otras regiones europeas debido, en parte, a la alimentación del vacuno, que representa cerca del 60% del total de gastos de los ganaderos. El representante de UUAA destacó que las granjas gallegas tienen que comprar fuera de sus explotaciones un 40% de la alimentación para el vacuno, lo que encarece los costes de producción cuando hay 600.000 hectáreas de terreno abandonadas.

Ante la carencia de tierras, es importante que la administración promueva la necesidad de unas reformas estructurales. De esta forma, García cuestionó que haya "jubilados y pensionistas propietarios de terrenos sin explotar que perciban subvenciones de la Unión Europea" en lugar de los "ganaderos productivos que intentan competir en el mercado". Y es que el 80% de los ingresos de las explotaciones gallegas proceden de la venta de la leche, pero las ayudas apenas representan el 12%.

Competitividad

Una realidad que no solo perjudica al sector en cuanto a los precios y la desigualdad de ingresos que perciben los ganaderos, sino que impide que Galicia pueda competir en el mercado europeo debido a su situación geográfica, la falta de superficie para cultivo, el envejecimiento de la población o la falta de procesamiento de leche en queso, yogur u otros productos con mayor valor añadido.

Para tratar de poner freno a las desigualdades, el conselleiro de Medio Rural, José González, anunció ayer un plan estratégico para el sector lácteo en el que participen "todos los agentes implicados" y la cadena de valor. Además, apuntó que se va a "comenzar de inmediato" a trabajar en este plan que buscará la "dinamización" del sector con el fin de "ayudar a incrementar el precio de la leche".

El objetivo es "seguir ahondando en la transparencia y en la cadena de valor", y para ello pide al Gobierno central que "entre todos" estén "vigilantes". El conselleiro llamó a "no hablar de enemigos" ni "enfrentamientos", sino de "un compromiso común para conseguir subir el precio del producto". Por su parte, Fernando Miranda avanzó que en "próximas semanas" se aprobará la reforma del paquete lácteo con el fin de reforzar el peso de las organizaciones de productores en la negociación de contratos.