La alianza que agrupa a En Marea, Podemos, Anova, Esquerda Unida y las mareas municipales ha estallado por los aires, desperdigando a sus protagonistas en más bandos de los previstos. Anova, el partido fundado por Xosé Manuel Beiras, renuncia a presentarse a las elecciones generales del 28 de abril, por lo que rompe su hasta ayer prevista alianza con Podemos y Esquerda Unida para reeditar la coalición de 2015 y 2016. Su falta de acuerdo sobre las listas, el malestar por la propuesta de sus socios para que Beiras concurriese al Senado sin consultárselo y el desgaste producido durante la guerra interna han causado el paso atrás de Anova. De esa forma, Podemos y EU irán de la mano en la misma papeleta y competirán en las urnas con En Marea, el partido dirigido por Luís Villares.

"Lamentablemente no se dan las condiciones políticas para que Anova pueda firmar un acuerdo parecido al que dio origen a la coalición En Marea en 2016, condiciones que pasan por la imprescindible coralidad del espacio en clave de ruptura", alegó ayer el partido que abandera Antón Sánchez.

Fin de plazo

Su anuncio se produjo en la jornada en la que expiraba el plazo para registrar coaliciones ante la Junta Electoral. En lugar de estirar hasta el límite de la medianoche las negociaciones, Anova rompió la baraja y abocó a sus ya exsocios a presentarse bajo la misma bandera que a nivel estatal. Sin embargo, al cierre de esta edición no estaba confirmado que concurriesen como Unidas Podemos.

Anova justificó su renuncia a participar el 28-A por el fracaso de su anhelo de crear un frente amplio, que incluyese a En Marea e incluso BNG. La salida de Beiras y los suyos de este último precedió el nacimiento de Anova.

Esa vía resultaba quimérica. La crisis de la alianza abocaba a sus integrantes a competir en dos listas en las generales. Por un lado, Podemos, Anova y EU buscaban reeditar su alianza. Por otro, En Marea, que rechazaba cualquier fórmula que no pasase por concurrir como organización independiente para blindar la posibilidad de tener grupo propio en el Congreso. La división de voto derivada de su crisis dificulta que alcance los cinco diputados necesarios para ello.

"Mantuvimos, por un lado, conversaciones con Podemos Galicia y con Esquerda Unida, fuerzas con las que hemos compartido espacio y alianzas, pero no conseguimos cerrar un primer acuerdo que poder trasladar a otras fuerzas políticas. El BNG desechó la oferta de diálogo y En Marea hizo otro tanto remitiéndonos a su proceso interno de primarias", explicó el partido nacionalista. Su paso atrás amenaza sin dejar, sobre el papel, el Congreso sin voz del nacionalismo gallego, limitada desde 2015 a los miembros de Anova en el grupo de Podemos.

Anova rechazaba ceder el primer puesto por Pontevedra a Yolanda Díaz, como proponía Podemos. Los de Beiras querían mantener el reparto de 2015 y 2016, que les permitió liderar esa provincia y Lugo a través de Alexandra Fernández y Miguel Anxo Fernán Vello, respectivamente.

El divorcio de la unión que comenzó en 2012 con la coalición AGE de Anova y EU, a la que se sumó Podemos luego y que cristalizó en 2016 se intensifica a las puertas del 28 de abril, pero también de las europeas y municipales del 26 de mayo.

En estas, este espacio se juega sus símbolos: las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol.