Tras un invierno seco y cálido en Galicia, con temperaturas récord en pleno mes de febrero (más de 25 grados), el arranque de la primavera no deja precipitaciones y el mercurio marca valores por encima de la media para esta época del año. Con esta falta de lluvias, los embalses de abastecimiento en Galicia amanecen cada semana más sedientos y bajo la amenaza de una nueva prealerta por sequía, como la dictada en enero de 2017 y que se prolongó hasta abril del año pasado.

En la actualidad las reservas de las presas que abastecen los ayuntamientos costeros se encuentran al 79,69%, con un volumen acumulado un 0,6% más bajo que hace solo una semana y un 4% por debajo del registrado hace un año. Entonces Galicia se encontraba todavía en situación de prealerta por sequía. El nivel de ocupación que registran a día de hoy los nueve embalses de la cuenca Galicia-Costa, gestionada por la Xunta, es el más bajo desde 2015, año en el que a finales de marzo era de poco más del 78%. En el mismo periodo desde 2016 a 2018, las reservas oscilaban entre el 80 y el 83%, según detallan los boletines hidrológicos de Augas de Galicia.

Desde la Consellería de Infraestruturas e Vivenda, detallan que la situación de déficit hídrico actual no es equiparable a la del año pasado, ya que en marzo del año pasado se venía de un periodo de sequía durante los meses previos „octubre, noviembre y diciembre„, lo que no ha ocurrido en el mismo periodo de 2018. "Hay que esperar un tiempo prudencial hasta que se haya consolidado la tendencia", detallan desde el departamento que dirige Ángeles Vázquez. Según los indicadores que dispone Aguas de Galicia hasta ahora no muestran una tendencia concluyente. Por ello, a principios del próximo mes de abril se revisarán de nuevo estos indicadores y en función de los resultados obtenidos se decidirá qué medidas tomar.

De la demarcación Galicia-Costa, tres embalses están al 100% „Eiras y Zamáns, que dan servicio a Vigo, y Beche, que abastece a los vecinos de Abegondo„. Junto con el de Caldas, que está al 41,89%, el pantano de Cecebre, que surte a la ciudad de A Coruña y parte del área metropolitana, es el que presenta el nivel de ocupación más bajo de la cuenca, con un 63,25%. En el caso del embalse coruñés, sus reservas son 1,4 puntos por debajo del alcanzado el año pasado y las más bajas desde 2016 „62,60%„.

En el conjunto de los embalses de la cuenca Galicia-Costa, la ocupación de las presas de abastecimiento y de uso hidroeléctrico se queda en el 73,4%, 16 puntos menos que los casi 90 alcanzados hace un año.

Detrás de estos periodos de déficit hídrico cada vez más frecuentes están la subida de la temperatura y las cada vez más escasas precipitaciones que han provocado que el caudal de los ríos en la comunidad bajase más de un 15% durante los últimos 20 años.

Ya en 2008, el Observatorio de la Sostenibilidad advertía en su Informe del Agua que España consumía agua por encima de los recursos de sus cuencas, que cada vez eran más escasos debido al cambio climático. En ese balance, Galicia no ha siso una excepción y afronta episodios de sequía cada vez más frecuentes. De hecho, esta misma semana un estudio del Open Data Climático de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) señalaba una de las evidencias más importantes del impacto del cambio climático en los últimos 40 años: el verano es seis semanas más largo en la década de los 80. Y las previsiones para los próximos 30 años no son nada halagüeñas, según un informe del Observatorio de Sostenibilidad, que señala a Galicia como la comunidad donde más se reducirán las precipitaciones hasta 2050, en concreto a la mitad, al pasar de 1.100 litros anuales a 570 y donde la subida de las temperaturas (casi dos grados) duplicarán el alza mundial.