Aunque puede sonar entre gracioso y ridículo, detrás de la patata también está eso de lo que se habla tanto en economía llamado mercados. Tiene el suyo propio y, como ocurre con los inversores financieros, se mueve por expectativas. Y no son nada buenas. Por eso es muy posible que el usuario se haya llevado un buen susto en los últimos meses con el precio al que llega el popular tubérculo a las tiendas.

Después de acumular un encarecimiento el pasado año de casi el 20% en Galicia, el producto sigue la escalada alcista en este 2019 con otra subida del 5,7%. Su coste en febrero fue un 24,6% superior al del mismo mes de 2018. Es el mayor incremento de todo el país y el más alto en la comunidad en los últimos cinco años y medio. ¿Qué pasa con esas expectativas entonces? Pues que apuntan a una cosecha muy justa en todo el norte de Europa y en Galicia empieza a agotarse el stock guardado desde la recolección (patata de conservación) para asegurar el abastecimiento a la espera de que salga producto nuevo (patata temprana).Ya en verano se veía venir.

La sequía y la temporada de tormentas posterior de los meses de julio y agosto mermaron la producción en los países de la UE con presencia relevante de la patata. Francia, el principal exportador del tubérculo „hacia España también„, estimó una reducción de entre el 10% y el 15%, con patata más pequeña y de menor calidad.

En la Lonja Agropecuaria de León, uno de los termómetros de referencia del sector, la cotización de la tonelada llegó a entre 210 y 280 euros, en función de la variedad, en aquel momento, con el convencimiento de que en invierno subiría. Y así es. La horquilla de precios se situó entre 290 y 400 euros la semana pasada. "La patata de conservación se está acabando", explican desde la Indicación Geográfica Protegida Pataca de Galicia. Con el precio fijado "a escala global" y cosechas más bajas en Europa, no parece que la patata vaya a abaratarse en este compás de espera hasta que en abril y mayo desembarque la recolección de la producción temprana o extratemprana procedente del sur de España, de zonas como Antequera o Málaga.

"A veces sucede lo contrario, que hay tantas existencias en las cámaras que los precios se desploman a las puertas de las cosechas de producto nuevo", apuntan desde Pataca de Galicia.

En Antequera la campaña está siendo buena por la calidad, pero no por la cantidad. En la comarca se espera un 25% menos de patata porque las altas temperaturas de agosto provocaron que parte de la producción se cociera en la tierra.

El precio de esta primera oleada de patata del año, que se recoge y se consume en el momento, se mantendrá en los niveles actuales, según los productores de la zona.

La producción de patata alcanzó en España las 2,2 millones de toneladas en 2017. Otras 781.400 toneladas se importaron. Las compras del tubérculo a otros países se incrementaron el pasado 2018 un 4,6%, hasta las 817.600 toneladas por un importe total de 209,4 millones de euros, según las estadísticas de la Secretaría de Estado de Comercio.

En Galicia, con sus propios problemas en el sector por la polilla guatemalteca, la producción en 2017 bajó un 8%, hasta las 383.000 toneladas, coincidiendo con la retirada de las plantaciones y el veto a la siembra en más de una treintena de municipios, principalmente en Ferrolterra y A Mariña lucense, para controlar la plaga.

La comunidad es la tercera productora del tubérculo del país, solo por detrás de Castilla y León y Andalucía. Y la primera en consumo, como detalla el anuario del Ministerio de Alimentación: cada gallego gasta de media al año unos 28 euros en patatas.

Mientras en el conjunto del Estado el producto supone el 1% del presupuesto para la cesta de la compra, en los hogares gallegos roza el 2%. A más demanda y con la oferta contenida, la comunidad se lleva la peor parte del encarecimiento constante de uno de los artículos estrella del menú diario. El incremento de precios registrado en Galicia casi duplica la media nacional, del 13,8%. Muy cerca están Castilla y León, Asturias y Madrid, con subidas del 24%, el 22% y el 21,7%, respectivamente. Solo en Canarias las patatas son más baratas que hace un año tras una reducción del 1,8%. Ninguno del resto de alimentos está experimentando una aumento de precios de este calibre, aunque prácticamente todos también están al alza en Galicia. Destaca, sobre todo, el 11,2% de subida de las legumbres y las hortalizas frescas, y el 4,4% de la fruta. Bajan únicamente el azúcar, un 0,2%, y los aceites y grasas, un 14,5%.