El sector de la construcción fue el que más sufrió las consecuencias de la crisis. Y su desplome afectó al resto de la economía. Pero se está recuperando, aunque no el número de trabajadores que trabajan en ella. A mitad de este año, el peso de la construcción en el Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad gallega alcanzó su mayor cuota de los últimos siete años: el 6,8%. Hay que retroceder 27 trimestres para encontrar una cifra superior: 7% en el tercero de 2012.

Pese al incremento de los últimos años, está muy lejos de los tiempos de la burbuja inmobiliaria ya que en 2008 representaba el 11,1%. El sector siempre reconoció que este porcentaje era muy elevado y que el 6-7% que posee ahora es el más adecuado tanto para la construcción como para el resto de la economía.

Tras la crisis, el sector volvió a números positivos a partir de 2014. En 2015 creció un 3,5%; en 2016, un 4,2%; en 2017, un 6,7% y en 2018, un 6,1%. Hasta mediados del presente ejercicio el alza es del 5,6%, según los datos del informe Seguimiento e análisis da construcción, publicado por el Instituto Galego de Estatística (IGE).

Pero el incremento del peso de la construcción en la economía gallega no se ha traducido en más puestos de trabajo. En los últimos años, la construcción no para de crecer, aunque a unos niveles muy inferiores a los de antes de la crisis, pero es incapaz de incrementar su volumen de empleados. En 2015 trabajaban en el sector 73.600 personas; en 2016 bajaron a 71.900 y en 2017 cayeron hasta las 66.600. En 2018 se incrementaron hasta las 67.400. Pero a mediados de 2019 la cifra ha bajado hasta las 67.100.

Cifra más baja

En el primer trimestre del año el número se desplomó hasta las 65.100. Es la cifra más baja de los últimos 40 años. El punto álgido fue en 2007, cuando el sector daba trabajo a 152.000 personas en Galicia. Eran los instantes previos a que explotase la burbuja inmobiliaria. Ahora es un 57% menos.

Entre 2000 y 2007, el empleo en la construcción creció a una tasa media del 4%. A partir de 2008 se produjeron abruptos descensos hasta 2014. El desplome medio anual en esos años fue del 10%.

Durante 2014 y 2015, la construcción en la comunidad volvió a necesitar mano de obra y los contratados aumentaron hasta los 73.600. Pero fue un espejismo. A partir de ese momento, el número de ocupados no ha parado de caer. Tocó suelo a finales del primer trimestre del presente ejercicio con 65.100 efectivos.

Aunque no al ritmo de antes de la crisis, cada vez se construyen más casas, cada vez se venden más viviendas y cada vez se firman más hipotecas. Es decir, el resto de variables que sirven para medir la salud del sector, y que provocan que el peso en el PIB gallego aumente, también son positivas.

En los siete primeros meses de este año, el número de compraventas de viviendas se ha incrementado un 7,8% con respecto al mismo periodo del año anterior. Es la cuarta mayor subida a nivel nacional solo por detrás de Extremadura (18,1%); Castilla-La Mancha (14,9%) y La Rioja (14,8%). En julio, la venta de casas cayó un 0,7% con lo que se rompió la racha de 15 meses seguidos de subidas.

El mercado de viviendas nuevas cada vez tiene menos peso. Del 44% que representaba en 2007 ha pasado al 20% del segundo trimestre de 2019. En cambio, las usadas han aumentado del 51% al 78%. La compraventa de viviendas de protección oficial es casi residual: un 0,8% cuando en 2010 llegó a representar el 4%.

Otro elemento importante que ayuda a la construcción y a que se vendan casas es la facilidad que tienen los gallegos para comprar un inmueble. La accesibilidad a la vivienda -el porcentaje del salario que una persona destina a la adquisición de una casa- era a mitad de 2019 del 29,1%, dos décimas más que a finales de 2018. En 2017 era del 53%.

Y la construcción de viviendas continúa con la recuperación. Durante los cinco primeros meses del año se dieron 469 licencias para levantar edificios. Un 14,3% más que en el mismo periodo del año pasado.

Tras siete ejercicios de caídas de las licencias -entre 2008 y 2014-, en algunos casos superiores al 50%, esta variable volvió a entrar en positivo en 2015 (+1,7%), se recuperó en 2016 (+6,8%) y creció con fuerza durante 2017 (+14,6%). En 2018 se ralentizó el crecimiento al 3,4%. El número de viviendas visadas también está al alza, aunque de forma muy leve: 1,1% hasta mayo.