Las sombras del Prestige (también accidentado en noviembre) y del Mar Egeo volvieron a sobrevolar las costas gallegas poco después de las doce de la noche de ayer cuando se recibió el aviso de que un quimiquero, el Blue Star, de 129 metros de eslora y bandera de Malta, acababa de embarrancar en Ares, entre las playas de Barrosa y A Canteira, en la zona de Punta Miranda. En ese momento no se sabe si el buque, construido en 2011, lleva mercancías peligrosas ni los daños que ha sufrido. Solo se conoce que había estado toda la tarde fondeado en la ría de Ares al resguardo del temporal y que sobre las nueve de la noche, con aviso amarillo por fuerte viento y mar de fondo, había salido con rumbo al puerto de A Coruña. Pero al poco de arrancar cambió de rumbo y acabó encallado en la costa.

Con las alarmas activadas, se dirigen a la zona varios remolcadores y el helicóptero Helimer 401. Según pasan los minutos, la tensión se rebaja porque la tripulación no ha sufrido daños, el barco va vacío (venía de Bilbao y se dirigía a la terminal de Repsol del puerto de A Coruña a cargar 6.000 toneladas de productos químicos sin especificar), los daños en el buque son mínimos y además lleva doble casco (el Prestige era monocasco).

Según pasan las horas se conoce la causa del accidente: el quimiquero tuvo un problema en las máquinas cuando salía del fondeadero de Ares para tomar práctico y entrar en el puerto de A Coruña, pero la avería lo dejó sin motor y tras una hora a merced de la lluvia, el viento y olas de 5 metros encalló contra la costa. Según fuentes de Salvamento Marítimo, se declaró un fuego en la sala de máquinas por causas que se investigan, lo que obligó a llenarla de CO2 para extinguir las llamas.

Pese a que el barco no llevaba carga y el capitán trasladó que los tanques no habían sido afectados, se activa el Plan Territorial de Contaminación Marina Accidental de Galicia en su fase de alerta. También se moviliza al superremolcador Don Inda que parte a toda máquina de su base en la ría de Corcubión.

Durante las primeras horas del siniestro, el helicóptero Helimer 401 se encarga de llevar los cables para el remolque desde el remolcador María Pita a la embarcación encallada. Sobre las 2.30 ambos buques quedan unidos y preparados para iniciar la operación de rescate. Llegan otros dos remolcadores, el Ría de Vigo y el Ibaizabal nueve. En ese momento, con la pleamar y las olas golpeando con fuerza el casco del barco maltés se plantea la posibilidad de evacuar a los 16 tripulantes por aire y sacar el buque con los remolcadores, pero el mal tiempo lo impide.

Con el Blue Star estabilizado sobre las rocas y el fuerte oleaje y viento que no amainan, Salvamento Marítimo, que coordina la operación desde la Torre de Control de A Coruña, decide que los remolcadores se refugien en la ría de Ares a la espera de que aparezcan las primeras luces del día. El siguiente capítulo se produce a partir de las 13.30, cuando llega la pleamar. Es la hora elegida para que los remolcadores inicien la maniobra de arrastre del barco que está muy metido en la costa. Pero en el momento en el que los tres buques comienzan a dar potencia a sus motores, los cuatro cabos que amarran el barco siniestrado se rompen. Además, el mar no había subido mucho y el buque sigue muy encallado en las rocas.

Tras este primer intento, la operación queda abortada y todos los medios permanecieron para realizar un segundo operativo con la próxima pleamar a las 2.00 horas de la madrugada de hoy, con el que tampoco hubo éxito. No obstante, Salvamento Marítimo ya estimaba que la altura que iba a alcanzar el mar sería la misma que la del mediodía de ayer, con lo que todo hacía presagiar que el desenlace puede ser el mismo, como así fue. La falta de luz en la zona también dificulta la operación, por lo que los equipos no descartan hacer un nuevo intento hoy a mediodía con una nueva subida de la marea.

Para intentar desembarrancar al Blue Star, Salvamento Marítimo ha dispuesto lo que denomina "un tren de remolque" con el superremolcador Don Inda y el Ibaizabal. Es un sistema más potente con refuerzo de cable de remolque. Además, para las próximas jornadas se aguardan mareas más llenas, lo que puede facilitar que el buque quede más suspendido con respecto a la zona de rocas en donde está ahora encallado.