Más de 260 kilómetros de riesgo. Galicia continúa marcada en rojo en los mapas de accidentalidad de la DGT: por segundo año se mantiene como la cuarta comunidad con más tramos peligrosos. Pero el dato más alarmante es que de los 61 puntos negros detectados en las carreteras españolas, un total de 13 están en Galicia: tres en la provincia de A Coruña, cinco en Lugo, cuatro en Ourense y uno en Pontevedra. Y la lista de tramos de mayor riesgo en España la encabezan dos vías gallegas: la N-541, entre O Carballiño y Boborás (Ourense), y la N-642, que une Ribadeo y Vegadeo (Lugo). Y en el cuarto puesto del ranking nacional aparece otra carretera gallega: la N-550, en el cruce con la C-542 a Betanzos-Ordes. En total, tres trayectos de la comunidad entre los diez más peligrosos de toda España, según el informe de 2019 que acaba de publicar EuroRAP, en el que participa el Real Automóvil Club de España (RACE).

Pero en el estudio se advierte de que hay algo más peligroso que un tramo de riesgo alto: aquellos que repiten año tras año. Y ya hay tres trayectos en la categoría negra, la peor de todas, que estaban en los mapas de los más letales de 2018 y 2017. Uno de ellos, de Galicia. Se trata de la N-642, en la zona de Ribadeo, junto con la N-260 (Girona) y la N-234 (Soria).

El informe relaciona el número de accidentes graves y mortales que ha habido en los últimos tres años en un tramo de carretera con la intensidad media diaria de tráfico. Y, en función de estos parámetros, cataloga el riesgo desde "muy bajo" a "muy elevado".

El perfil de las carreteras de alto riesgo: vía convencional, de calzada única, intersecciones al mismo nivel, con una intensidad media diaria por debajo de los 20.000 vehículos/día y, principalmente, accidentes por salidas de vía.

Evolución

En el conjunto del país, el 11% de los tramos analizados presentan un riesgo alto (2,71%) o medio-alto (8,26%) y casi un 14%, nivel medio. Es decir, más de 2.700 kilómetros de la red viaria española son peligrosos para la circulación, de los que casi 680 son de riesgo elevado. En el caso de Galicia son un total de 261,5 kilómetros de riesgo alto, un dato que representa el 9,5% de todo el país y más del 12% de los casi 2.200 analizados en la comunidad gallega.

Del informe, RACE extrae una conclusión positiva: los tramos de riesgo reducido han aumentado de manera paulatina: en 2017 eran 85, el año pasado 68 y en la actualidad son 61. Y en Galicia, se pasó de los 20 de hace dos años, a 17 en 2018 y 13 en 2019, lo que supone un descenso del 23% respecto al año pasado, más el doble que la media nacional (10,3%).

A día de hoy, siete de cada diez kilómetros analizados en la red viaria española presentan un nivel que se considera "deseable" para la seguridad de los usuarios. Este aumento va en detrimento del número de kms de riesgo elevado: pasó de 14,5% en 2018 al 11% en la actualidad. Y los tramos negros, los de mayor accidentalidad, han descendido en el conjunto de la red viaria española en 328 kilómetros.

En el caso de Galicia, que se mantiene como la cuarta comunidad con más kilómetros de riesgo elevado, pasó del 14,86% del año pasado al 12,14%. Aragón se coloca a la cabeza (casi 26%), seguida de Castilla y León (13,66%) y Cataluña (12,71%).

En Galicia, los tramos de riesgo elevado identificados en 2019 son un total de 13. A la cabeza está la N-541 (Ourense), seguida de la N-642 de Lugo. De la provincia de Ourense figuran otras tres tramos de riesgo; también la N-541 (a su paso por Punxín y Maside), la N-120 (desde A Rúa a Quiroga), la N-532 (Verín y Oímbra). De Lugo están además la N-540 (desde Carballedo a Vilamarín, A Peroxa y Coles, ya en Ourense); la N-640 (Monterroso Antas de Ulla), la N-120 (a su paso por Pantón) y N-VI (Baralla, O Corgo, Láncara y Lugo).

En A Coruña son tres las carreteras identificadas como de riesgo elevado: la N-550 (Ordes), la N-547 (Melide-Arzúa) y N-VI (Coirós-Betanzos). Y de Pontevedra, hay un tramo: la N-640, entre Caldas y Vilagarcía.