En primera línea de playa o en el corazón del rural, en el casco viejo o en pleno centro, en una zona turística o en una localidad alejada del bullicio. No hay ayuntamiento gallego que no oferte una vivienda turística, desde casas con finca y piscina y vivienda unifamiliares hasta casas rurales, pisos y pequeños apartamentos. Con el verano a la vuelta de la esquina, los propietarios de este tipo de alojamientos están expectantes ante el calendario de desescalada del Gobierno, pendiente de fijar cuándo se podrá viajar fuera del municipio en el que se reside. En plena pandemia del coronavirus, la oferta de pisos vacacionales ha repuntado en Galicia, una comunidad que apuesta por el turismo slow, de proximidad y no masificado para capear la crisis del Covid-19. En solo tres meses, se han dado de alta en la comunidad casi 600 viviendas turísticas, al pasar de las casi 10.000 registradas en febrero a las 10.564 de la actualidad, lo que supone casi un 6% más. Y las plazas ofertadas crecieron cerca de un 11%, con un casi 57.000 camas disponibles, según datos de la Consellería de Turismo.

Si en febrero los hoteles se mantenían a la cabeza en número de plazas en Galicia (casi 56.000 frente a las 51.400 de los pisos de uso turístico), en la actualidad las viviendas ya dominan el mercado vacacional. A día de hoy, los alojamientos hoteleros tienen disponibles en la comunidad 56.144 camas. En tres años, desde que en mayo de 2017 entró en vigor el decreto autonómico que regula la actividad de los pisos turísticos en Galicia, ya ofertan casi 850 plazas más que los hoteles (56.986 frente a 56.144).

Por su ubicación, por no tratarse de un destino masificado y ofertar playa y montaña, el sector de viviendas turísticas espera capear la crisis del coronavirus este verano. "Si la movilidad geográfica lo permite, podremos salvar la temporada", asegura Dulcinea Aguín, presidenta de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga). Es consciente de no se alcanzarán las cifras de ocupación de años anteriores, pero confían en que las reservas de este año den un balón de oxígeno al sector. "Todo dependerá de cuándo se permita la viajar entre provincias y comunidades", apunta Aguín. Pero por si la temporada alta se ve tocada por las restricciones en la movilidad, ya hay propietarios de pisos turísticos que anuncian su vivienda también para alquiler tradicional. Entre un 10% y un 15%, según datos de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein).

Este año, los dueños de viviendas vacacionales esperan un turismo de proximidad, tanto de ciudadanos de la propia comunidad, como de las más próximas como Asturias, Cantabria, Castilla y León e incluso de Madrid.

Desde la patronal inmobiliaria auguran que la tasa de ocupación prevista para agosto se quedará en un 50-60% frente al 80% del año pasado. "Habrá también una disminución de precios respecto al verano anterior, dependiendo de la ubicación del municipio o ciudad", apunta Benito Iglesias, presidente de Fegein. Los precios más económicos, detalla, se concentrarán en la Mariña lucense, el interior de Galicia, A Costa da Morte y la comarca de O Barbanza.

Por provincias, Pontevedra es la que concentra el mayor número de plazas en viviendas vacacionales: más de 26.300, un 14,4% más que hace tres meses. Le sigue en el ranking A Coruña, con casi 21.500, casi un 7% más que en febrero. Lejos de estas cifras se colocan Lugo, apenas 7.200 (un 9,6% más) y Ourense, con cerca de 2.200, una cifra que duplica las apenas 1.000 camas disponibles en el arranque del año.

Las ciudades concentran el 17,5% de las plazas¡ en pisos turísticos: un total de 10.008 frente a las 9.100 ofertadas en febrero, casi un 10% más. A la cabeza está Santiago (más de 3.700), seguida de A Coruña (1.900), Vigo (1.765), Pontevedra (923), Ourense (836) y, finalmente, Lugo (525) y Ferrol (263). Pero es Sanxenxo la localidad con más camas en viviendas vacaciopnales (9.500).