Las llamas son la gran amenaza de los montes gallegos. Nada más comenzar la temporada de alto riesgo se registraron los primeros focos: Santiago, A Pobra, Pontevedra, Quiroga, Arteixo? Tras las grandes olas de incendios en la comunidad (en 2006 fueron arrasadas en apenas dos semanas en agosto cerca de 90.000 hectáreas y en octubre de 2017, casi 50.000), las políticas de prevención todavía no han logrado poner fin a las imprudencias o negligencias que cada año reducen a cenizas miles de hectáreas de superficie arbolada, gran parte en espacios protegidos de la Red Natura. Una media de cinco fuegos forestales y seis denuncias cada día por comportamientos temerarios o intencionados en zonas arboladas o monte raso es el balance del año pasado que mantiene a Galicia marcada en rojo en los mapas de las administraciones por su alta actividad incendiaria, según datos de la memoria de la Policía Autonómica (UPA). Después de un 2018 con un descenso de los incendios en los bosques de la comunidad de casi el 50% (se pasó de 3.249 a 1.645), el año pasado volvieron a aumentar. En total, 2.025, un 23% más que el ejercicio anterior.

Pero la presión policial coloca a la comunidad a la cabeza de incendiarios detenidos o investigados de todo el país. Más de una cuarta parte (el 27%) de los arrestados o imputados por causar un incendio en España son de la comunidad gallega. El 2019 la cifra de incendiarios apresados en todo el país alcanzó los 473 (un 51% más que el ejercicio anterior), de los que 127 se produjeron en la comunidad gallega (un 22% más que un año atrás). El grueso de las operaciones fueron llevadas a cabo por agentes de la Policía Autonómica (73 detenciones) mientras que el resto de cuerpos y fuerzas de seguridad acometieron 54 arrestos por incendios.

Campaña de alto riesgo

Mientras en 2018 la campaña de alto riesgo concentró el 75% de los fuegos forestales, el año pasado el porcentaje cayó a menos de la mitad: 47% -un total de 956 de los 2.025 registrados-. La mayoría se produjeron en el mes de septiembre (511), con los meses de julio y agosto casi a la par (221 y 216, respectivamente) y, finalmente, octubre, mes al que se extendió el dispositivo especial de vigilancia, con ocho incendios frente a los 350 que se habían registrado el año anterior. Aunque en el conjunto del año los fuegos en los montes gallegos aumentaron, en la temporada de máximo riesgo cayeron un 22,7%.

La intencionalidad, según revela la memoria de la Policía Autonómica, están detrás de la mayoría de los incendios que devoran cada año miles de hectáreas. Hasta en 1.335 fuegos (casi el 67% del total) se apreció intencionalidad. Entre las principales motivaciones que llevan a alguien a prender fuego al monte, según apunta la Policía Autonómica, están las relacionadas con la piromanía, el alcoholismo, cambios de uso del suelo, cambio de cultivo, la limpieza del monte para la caza, ahuyentar a animales que causan daños en los cultivos, delimitación de fincas, causas relacionadas con procesos de concentración parcelaria, expropiaciones para vía de comunicación, repartición de herencias, peleas entre vecinos y familiares, venganzas, forzar puestos de trabajo en la actividad de extinción, protestar por las limitaciones y restricciones de las actividades en los espacios naturales.

Otros 219 incendios ocurridos en 2019 (cerca de un 11%) se produjeron por algún tipo de negligencia -escapes de quemas de restos agrícolas y forestales, quemas de pastos, trabajos con maquinaria agrícola o con soldadura o mantenimiento de vías de comunicación, fuegos pirotécnicos, tareas de apicultura, barbacoas, o quemas de vertederos, entre otros-. Apenas el 3% se debieron a causas naturales (57 incendios), siendo la caída de rayos en el monte durante las tormentas secas del verano el principal motivo. El resto -394- se deben a reproducciones de otros focos ya extinguidos, causados por líneas eléctricas, trenes o causas desconocidas.

Las dificultades que acarrea la investigación de un incendio forestal tanto por el tipo de delito -las llamas suelen borrar cualquier pista y las horas a las que se suele prender fuego no hay testigos- como por los recelos que todavía hay hoy en la ciudadanía para dar el parte de un vecino dejan un balance de detenidos e investigados con prácticamente la totalidad de los casos por negligencias: el 82% frente a apenas el 20% de arrestados por fuegos intencionados.

Durante el año pasado la Policía autonómica tramitó un total de 2.239 denuncias relacionadas con incendios forestales; la mayoría por infracciones, negligencias, no respetar las franjas de seguridad, quemas prohibidas o sin garantías de seguridad.