El cambio climático, explica el científico gallego Xosé Antón Álvarez Salgado, provocará en los próximos años una polarización de episodios que hasta pocos años eran poco habituales. "Lo que hace", explica, es que episodios como inundaciones "se repitan más frecuentemente, porque el nivel del mar está más alto. Una inundación que antes no llegaría, ahora llega, un temporal que antes no sería tan fuerte, ahora lo es etc.".

¿Es cierto entonces que ahora los temporales son más fuertes?

Sí, lo son. El asunto esencial es que está el agua más caliente. Cualquier borrasca asentada sobre el mar, y las que nos afectan a nosotros son las borrascas de Islandia que está sobre el mar, cuanto más alta es la temperatura del agua también calienta el aire. Si el aire se calienta pesa menos y entonces la baja presión es todavía más baja. Es lo que hace que una borrasca sobre agua caliente se acabe convirtiendo en una borrasca mucho más intensa. En invierno aquí los temporales son más intensos y más frecuentes: alturas de olas que antes no se alcanzaban con tanta frecuencia ahora se alcanzan más.

¿Cómo impacta el cambio climático en las rías gallegas?

El impacto es que sigue ahí y va en aumento. Tenemos un registro de datos suficiente para mostrar que eso es así, no se basa en apreciaciones o comparaciones con otros sistemas sino que la información que llevamos recabando en las últimas décadas sobre las rías sí que nos indican que están respondiendo al cambio climático, que la temperatura está aumentando, también sube el nivel del mar, hay cambios en el régimen del viento, en el pH del agua? Es decir, lo que son los principales vectores del cambio climático están teniendo un impacto que estamos notando. El cambio climático se está notando en las rías y en el futuro, si no se produce ninguna corrección, se notará cada vez más.

¿Por qué es tan importante el régimen de vientos?

Porque las nortadas son las que condicionan que las rías sean tan productivas.

¿Podemos medir el impacto real? ¿Cuánto ha subido el nivel del mar desde que tenemos registros?

Sí podemos; el registro empezó en 1945 con un mareógrafo instalado en el puerto de A Coruña y otro en el de Vigo. Los dos marcan más o menos la misma tendencia, que desde 1945 hasta la actualidad el mar ha subido unos 18 centímetros, aproximadamente.

No parece excesivo?

Efectivamente puede parecer de partida poco esta subida, sobre todo si se piensa en un acantilado, que suba 18 centímetros en roca no es muy relevante, pero si pensamos en playas la situación cambia. Hay una norma general que dice que por cada centímetro que sube el nivel del mar se puede perder hasta 1 metro de playa. Si el nivel del mar en estos últimos 70 años ha subido 18 centímetros quiere decir que a día de hoy nuestras playas tienen 18 metros de fondo que no los que tenían en 1945. Cuando ya los transformas a números ya no parece tan poco.

¿Los cambios en el pH son solo de las rías?

No es algo exclusivo, ocurre en cualquier ecosistema marino. El océano está disolviendo parte del dióxido de carbono que se acumula en la atmósfera. La gran emisión de gases de efecto invernadero, en concreto de dióxido de carbono, se va acumulando en la atmósfera pero al entrar en contacto con el agua una parte se disuelve en ella, con lo cual el océano está contribuyendo a disminuir una parte del efecto que la quema de combustibles fósiles tendría.

¿Ese efecto está cuantificado?

Aproximadamente un 30% del dióxido de carbono que se ha emitido desde el año 1850 hasta la actualidad, es decir de la era preindustrial, el dióxido de carbono de origen humana, está disuelto en el océano. Pero, claro, eso tiene un coste: al disolver un gas ácido, como es el dióxido de carbono, en agua lo que hace es que el agua se hace más ácida, lo que explica el descenso de pH que se está notando en las aguas marinas. Y las rías gallegas no se escapan de ello. Si comparamos los registros de pH desde los años 70 hasta la actualidad en las aguas de Galicia vemos que hay un descenso, que además es un descenso equivalente a lo que se esperaría en base a lo que se ha producido en otras zonas y se relaciona directamente con la disolución del dióxido de carbono. Es decir, estamos acidificando las rías de igual modo que se acidifica cualquier otro ecosistema marino por el hecho de que el agua marina disuelve parte del dióxido de carbono acumulado en la atmósfera.

¿Hay registros sobre el calentamiento?

También los hay. El calentamiento en las rías no hay registros suficientemente largos pero si nos vamos un poco afuera, tenemos un registro de temperatura que va desde el año 1900. Y lo que observamos es que en toda la costa gallega ha habido un aumento de la temperatura de un grado y medio aproximadamente, desde ese principio del siglo XX, lo cual supone aproximadamente 0,1 grados por década hasta la actualidad. Pero si nos centramos en los últimos 40 años ese incremento se ha duplicado. El aumento de temperatura ha sido de unos 0,2 grados por década.

Le repito el argumento pueril: desde fuera parecen poco.

De nuevo lo parece. Esos 0,2 grados parecen poco, pero en 5 décadas es un grado, y un grado en el océano es muchísimo.

¿Qué implica?

Por ejemplo la desaparición de especies que dejan de estar cómodas en ese rango de temperatura, la aparición de otras nuevas que antes no llegaban a esas latitudes porque no estaban en ese óptimo térmico. En general un grado de temperatura en el océano supone cambios importantes en el nivel de ecosistema que no se deben despreciar por el hecho que de que pensemos "bueno, es solo un grado".

¿Ese aumento de temperatura explica la aparición de estas nuevas especies que vemos en las costas?

Sí, hay especies que está documentado desde hace por lo menos 15 años que han empezado a aparecer. Primero era una, que en las redes de pescadores aparecía un pez que no reconocían porque no eran los habituales y lo llevaban a identificar; después eran con más frecuencia y algunos hay incluso que ya se pescan. Quiero decir que sí está relacionada esa aparición en nuestra zona de especies de latitudes más bajas con el aumento de la temperatura, por el hecho que comentábamos antes, porque el óptimo térmico de las especies cambia y antes unas que no estaban porque las rías eran demasiado frías ahora aparecen. Y a la inversa, para otras deja de ser óptimo y se van para latitudes más elevadas.

¿Está en riesgo la productividad de las rías?

En este momento no, porque las rías son un sistema sobrealimentado de nutrientes. Es un sistema de afloramiento en el que con los vientos del norte el agua fría, que está a unos 150 o 200 metros de profundidad fuera de las rías, asciende, fertiliza las rías y eso causa la enorme productividad. Lo que sucede es que las rías están sobrealimentadas de nutrientes, el afloramiento introduce más de lo que son capaces de procesar, y aunque el régimen de vientos cambie (de hecho en los últimos 40 años la intensidad de los afloramientos ha sido menor y también la frecuencia) no han rebajado la productividad de las rías.

¿Dónde podría surgir el problema?

Si estas nortadas disminuyen tanto en intensidad y frecuencia que ya no haya esa sobrealimentación sí que podríamos entrar en riesgo. Pero no es previsible que esto ocurra. Ni ha sucedido en medio siglo ni se prevé para los próximos 50 años, pero sí que es un riesgo que siempre tenemos ahí: que el cambio en el régimen de vientos nos lleve a una situación en la que la fertilización no sea suficiente.