En abril de 2012, un voraz incendio devoró el corazón de las Fragas do Eume, la única reserva de bosque atlántico que queda en Europa. Las llamas engulleron 750 hectáreas de este enclave natural, situado entre la costa de la ría de Ares y el cordal de la Serra da Loba en el municipio de Monfero, con una superficie de 9.125 hectáreas —3.497 son fraga, 406,14 masa de agua (el río Eume lo atraviesa) y el resto, pastos, matos y cultivos—. En la actualidad, el 60% del territorio gallego está controlado por cámaras para disuadir a incendiarios y en caso de producirse focos, controlar su avance. Pero este tesoro ecológico gallego está fuera de la red de videovigilancia de la Xunta, compuesta por 60 centros y 120 cámaras, tal y como revela el mapa de cobertura recogido en el Plan de prevención y defensa contra los incendios de Galicia (Pladiga).

La Consellería de Medio Rural trabaja en una “nueva fase de ampliación” de la red de vigilancia de incendios forestales para 2021, en la que —apuntan— “se podrían instalar, entre otras, dos nuevas cámaras, en el concello de Monfero, que permitiría dar cobertura al Parque Natural Fragas do Eume”. Estos dispositivos de la Red de Vigilancia de los Espacios Forestales (RVEF) de Galicia están dotados de tecnología de última generación en formatos pedestal y domo, especialmente diseñada para exteriores y vigilancia forestal, con zoom remoto, movimiento horizontal y vertical, rotación en 360º automática y bajo demanda, visión panorámica y altas capacidades de grabación. En caso de detectarse un incendio, permiten “la visualización en directo y el seguimiento de su evolución en tiempo real, lo que convierte estas cámaras en un mecanismo de apoyo a la hora de toma decisiones durante a extinción de los fuegos”, describen desde Medio Rural.

Quejas de ecologistas

La organización ecologista Arcos Iris califica de “intolerable” que después del devastador incendio de hace más de ocho año, las Fragas carezcan de “cualquier medida de protección que pudiera paliar en lo antes posible otro desastre medioambiental”. Además de lamentar que no haya instalado puesto alguno de vigilancia en este espacio natural, el colectivo cuestiona que todavía se esté a la espera de un Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) así como que se carezca de un servicio propio de extinción de incendios, ya que la —cuestionan— la base de helicópteros de Monfero está cerrada.

Según revelan los mapas de áreas bajo el control de las cámaras de Medio Rural, hay una gran zona sin cobertura en las Fragas do Eume, que coincide en su práctica totalidad con el área más sensible del parque natural, incluida la Reserva Integral y los alrededores del embalse, en cuyas inmediaciones se inició el incendio de 2012, según detallan desde Arco Iris tras superponer los mapas del dispositivo de la Xunta con Google Maps.

Desde Medio Rural, explican que los criterios de localización que se establecieron para la instalación de las cámaras de la Red de Vigilancia de los Espacios Forestales de Galicia fueron tres: cobertura de las parroquias de alta actividad incendiaria, cobertura de las zonas de alto riesgo de incendio y dotar de cobertura visual a todos los distritos forestales, en función de la carga de incendios registrada en los últimos años. “Ninguno dos concellos que abarca el parque natural Fragas do Eume cuenta con parroquias de alta actividad incendiaria”, argumentan desde el departamento que dirige José González. Aunque en el caso del ayuntamiento de Monfero, sí aparece en el listado de zonas de alto riesgo (ZAR), que recoge el Pladiga. Es precisamente en este concello en el que la Xunta sopesa la instalación de nuevas cámaras el próximo año para así poder dar cobertura visual al bosque eumés.

Para los ecologistas resulta “prioritario” aprobar “de forma urgente” el plan rector de uso y gestión del parque natural, instalar una Red de Vigilancia de Incendios Forestales, reabrir la base de helicópteros de Monfero y declarar todos los municipios con territorio dentro del parque como ZAR. Arco Iris reclama además “aumentar la vigilancia permanente y presencial” dentro del enclave natural a partir del anochecer por medio de “patrullas estables de la Policía Autonómica y la Guardería Ambiental”. Ante cualquier incendio forestal que pudiera producirse en la Fragas sin haberse acometido estas medidas, advierten, se tomarían las “pertinentes acciones legales” por parte de la entidad.