El COVID golpeó de lleno el sector turístico. Primero fue el estado de alarma en plena Semana Santa, que dejó casi vacíos hoteles, casas rurales y viviendas vacacionales. Entonces los empresarios tenían todas sus expectativas puestas en el verano, aunque eran muy cautelosos en sus previsiones ante la incertidumbre generada por la pandemia. Pero la temporada alta hizo agua en Galicia con una caída de la ocupación del 49%, sin bien el comportamiento en la comunidad fue mejor que en el conjunto del país. Ahora las exceptivas están puestas en el Xacobeo, pero la explosión de la tercera ola y la amenaza de una cuarta ha obligado a no solo echar el cierre de manera temporal a sus negocios sino a colgar el cartel de Se vende.

Los que primero lo hicieron al poco de estallar la pandemia fueron los propietarios de pequeños hoteles y hostales que tenían dificultades para afrontar el pago de los gastos corrientes, las nóminas y los pagos de impuestos. Pero en los últimos meses los tentáculos de la crisis sanitaria han estrangulado también a los grandes establecimientos hoteleros, de cuatro y cinco estrellas, que quieren soltar el lastre que ha dejado en sus cuentas el coronavirus poniendo sus negocios a la venta, o para traspaso. La tercera ola elevó a 230 los hoteles y hostales anunciados en portales inmobiliarios, 85 más que los que buscaban nuevo propietario el verano pasado lo que supone un aumento de casi el 60%, según un informe elaborado por la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein).

Con un desplome en la facturación del sector turístico en Galicia del 62% el año pasado, una caída de los viajeros de casi un 70% y una ocupación que no llegó al 20%, los alojamientos familiares, pero también los establecimientos hoteleros de dos y tres estrellas e incluso hoteles de lujo se han visto con el agua al cuello y con pocas expectativas de sobrevivir a la crisis del COVID.

En plena temporada alta, en verano pasado ya estaban en el circuito de comercialización en Galicia para venta o traspaso, un total de 145 hoteles, hostales y casas rurales, la mayoría pequeños negocios familiares, por lo general de una segunda actividad. Pero la tercera ola ha colocado en el mercado inmobiliario establecimientos hoteleros de cuatro y cinco estrellas, con precios que parten de los 500.000 euros hasta alguno que supera los 80 millones.

Hasta ahora, los grandes hoteles se limitaban a cerrar plantas enteras para poder reducir gastos en energía y personal, pero con el embate de la tercera ola y una Semana Santa sin apenas reservas, establecimientos hoteleros de cuatro y cinco estrellas se anuncian en portales inmobiliarios en busca de un comprador.

Del cierre temporal a la venta

El grueso de las operaciones, en torno al 70%, está tanto para venta como para traspaso; y el 30% restante solo para venta. “Esta crisis ha dejado un máximo histórico de unidades hoteleras en Galicia en el circuito de comercialización de venta, arrendamiento y traspaso”, destaca Benito Iglesias, presidente de la patronal inmobiliaria, al tiempo que advierte del “comportamiento asimétrico” del sector hotelero y el mercado vacacional: “Mientras cotizan al alza los pisos turísticos, baja la rentabilidad de los hoteles”.

La leve recuperación del turismo el verano pasado no ha dejado fondos suficientes en las arcas de los hoteles gallegos para afrontar periodos de menos facturación, como los meses posteriores a los meses de julio y agosto o el arranque del año. “Ante esta situación, los cierres temporales de los establecimientos y la reducción de personal para minimizar costes ha sido y es la tónica común, y en la que varios hoteles pequeños se han puesto en el circuito de comercialización para su venta, traspaso o alquiler, pero ahora ya se han visto también afectados los grandes hoteles”, apunta Iglesias. Galicia, advierte el presidente de la patronal inmobiliaria, tiene una oferta “sobredimensionada” y con una “competencia feroz y al alza” como es la vivienda vacacional con más de 12.000 pisos para turistas.

Oferta

Los precios de los hoteles en venta son de lo más variopinto. Entre los de procedencia bancaria destacan un establecimiento hotelero en Mugardos, de 20 habitaciones, por 525.000; un hotel rural cerca de las Fragas do Eume con un precio a negociar, otro en Fisterra con 16 habitaciones o en Sarria uno por menos de 1 millón.

El grueso de la oferta está en las provincias de A Coruña y Pontevedra. En la lista de negocios top en venta destaca un cinco estrellas en Vigo por 80 millones; el hotel balneario de Mondariz por más de 30 millones; un establecimiento hotelero en el área metropolitana de A Coruña por 7,2 millones, un hotel pazo en Moaña de 46 habitaciones por 4,5 millones, el mismo precio al que está ofertado un alojamiento de 125 habitaciones en Sanxenxo, y otro de 4 estrellas en Vilalba, de 40 habitaciones, por 4 millones. No hay localidad turística en la que no se haya colgado el cartel de Se Vende: sobre todo en las Rías Baixas, pero también en el interior de Ourense y en A Mariña. La crisis no entiende de área geográfica ni de tamaño del negocio.

Una Semana Santa casi en blanco

Desde el Clúster de Turismo en Galicia definen en una frase la situación crítica en la que está sumido el sector un año después de que estallase la pandemia: los números rojos de la temporada alta, las pérdidas de Navidades y una Semana Santa prácticamente en blanco han llevado a los negocios hoteleros “a la UVI”.

Con el cierre perimetral, el miedo a los contagios ante la amenaza de una cuarta ola y el mal tiempo previsto para los festivos, apenas hubo reservas —ni de última hora— para estas fechas en los contados establecimientos hoteleros que han decidido mantener sus puertas abiertas. Pero en la comunidad en torno al 80% han decidido cerrar para evitar engrosar la lista de gastos ya que los ingresos no darían para afrontar la montaña de facturas. La mayoría tiene previsto retomar su actividad, si la situación mejora, a finales del próximo mes de abril. La situación más crítica la soportan los pequeños negocios, que llevan prácticamente un año parados. El resto lo sobrelleva con una ocupación mínima. Es tal el nivel de ahogo que muchos establecimientos hoteleros, pese a la celebración del Xacobeo, dudan si será posible reabrir este verano.

Como en el resto del país, en Galicia son las casas rurales y las viviendas vacacionales las que durante Semana Santa se beneficiarán del turismo interior.