La Xunta desplegará 300.000 sensores para monitorizar el territorio en tiempo real

Actuarán como un ‘Gran Hermano’ que aportará datos para diseñar políticas públicas | Servirán para medir la calidad del agua, detectar contaminación o gestionar la red viaria

Una vaca con un dispositivo que alerta al ganadero si va a parir. |  // EFE

Una vaca con un dispositivo que alerta al ganadero si va a parir. | // EFE / paula pérez

paula pérez

Igual que la domótica permite ya controlar, incluso a distancia, todo lo que ocurre en una casa, desde la programación energética, el control de electrodomésticos hasta la detección de intrusos en la vivienda, la Xunta trabaja para desarrollar algo similar pero aplicado al territorio gallego. Para ello desplegará una red de 300.000 sensores que permitirán monitorizar en tiempo real multitud de datos y que servirán para tomar decisiones rápidas y precisas además de ayudarle a planificar futuros proyectos y políticas públicas. Será una especie de Gran Hermano sobre el territorio que tendrá múltiples aplicaciones: desde el control de las emisiones de CO2, la monitorización de corrimientos de tierra, la detección de fugas y vertidos tóxicos, el control sobre las redes de abastecimiento y saneamiento, la supervisión de los recursos de extinción de incendios hasta la evaluación de la salud estructural de un edificio.

Se trata del proyecto iCousas, que lidera la Axencia pola Modernización Tecnolóxica (Amtega) y que cuenta con un presupuesto de 1,6 millones de euros. El primer paso es instalar los puntos de acceso de recepción de datos y desarrollar la plataforma que permitirá gestionar toda la información que se reciba. De ello se encarga Retegal. Esta infraestructura básica estará terminada a finales de este año y a partir de ese momento se irán desplegando los sensores, que darán cobertura a más del 70 por ciento del territorio.

“En función de las necesidades identificadas se instalarán estos sensores para captar información de los procesos que la Administración autonómica quiera controlar o supervisar”, explican desde la Amtega.

La Xunta está ya impulsando algunos proyectos piloto en base a este sistema de “Territorio Inteligente” como el control remoto de ganadería en extensivo en la aldea modelo de Moreda (Lugo), la instalación de sensores para medir la deformación (inclinación) en torres de telecomunicaciones titularidad de la Xunta, la vigilancia de espacios forestales para la lucha contra incendios que consiste en medir en tiempo real los niveles de aforo y caudal de los depósitos de agua o la geolocalización de los brigadistas así como la monitorización de los equipos informáticos centrales de la Xunta para evitar ciberataques.

Pero las funcionalidades van más allá, según la Amtega y se irán desarrollando poco a poco en función de las necesidades. Por ejemplo, con estos sensores se podrá vigilar el territorio para identificar cambios en el entorno y situaciones potencialmente peligrosas para la conservación medioambiental. Permitirá así una mayor protección del patrimonio natural. Se detectará en tiempo real la contaminación atmosférica, estado de los suelos, el agua o la calidad del aire.

Serán vitales para el control de aforos y caudales de los ríos y para vigilar parámetros que sean de interés para Augas de Galicia. Se podrán analizar indicadores de conductividad y temperatura en las redes de agua para detectar posibles situaciones anómalas en el saneamiento, por ejemplo. También se podrán desarrollar servicios de navegación que permitan el cálculo de itinerarios óptimos hasta un lugar de destino.

Los sensores también servirán de soporte para planificar actuaciones en la red viaria, pues permitirán medir tráficos, incidencias etc.

Los datos que proporcionen serán útiles además en la gestión de emergencias pues la información que trasladen permitirá “comprender la situación y reducir el tiempo de respuesta”.

Otra posible aplicación de este proyecto iCousas será en edificaciones. El uso de sensores permitirá controlar la calidad del aire, obtener indicadores de pobreza energética o analizar la calidad de vida de sus residentes. Ayudarán además al mantenimiento preventivo de los inmuebles pues permitirán detectar patologías arquitectónicas y vigilar así la salud estructural del edificio. Retegal ya ha instalado estos sensores en sus torres de telecomunicaciones para monitorizar y controlar su capacidad de carga.

El turismo también se podrá beneficiar del proyecto iCousas. Se instalarán sensores en monumentos para controlar la afluencia de visitantes, la temperatura, humedad o deterioro de los materiales.

Asimismo se podrán usar balizas para señalizas rutas y hacer un seguimiento de la calidad de los servicios públicos donde hay un impacto del turismo. Por ejemplo, se tendrá la capacidad de medir los niveles de ruido en determinadas zonas, controlar el servicio de recogida de residuos o el aforo de vehículos en parkings y en transporte público.

Los datos que aporten estos sensores contribuirán, por otro lado, junto con otros sistemas de información geográfica, a recrear una Galicia virtual, el llamado “Gemelo Digital”. Se trata de un espacio digital que simula al espacio físico y que permitirá a la Xunta adoptar decisiones y comprobar los posibles efectos y resultados en este entorno virtual antes de trasladar estas iniciativas al ámbito real.

La inteligencia artificial decidirá cuándo regar o cuándo cosechar

El almanaque agrícola ha sido, desde los sumerios, una herramienta al servicio de los agricultores. En él se podía consultar cuándo plantar cada especie, cuándo podar, cuándo aplicar técnicas o tratamientos así como otros datos como las fases de la luna o precipitaciones. Ahora será sustituido por una inteligencia artificial que será la que fije cuál es el mejor periodo para cada tarea agrícola o forestal. La información de los 300.000 sensores que desplegará la Xunta se sumarán a otras bases de datos (fotos satelitales, información cartográfica...) y será procesada por una inteligencia artificial que ayudará al sector agrario y forestal a tomar decisiones. Estos avances permitirán controlar y regular el riego, identificar las mejores condiciones medioambientales para la plantación, injertos, podas y recolección de los productos. La información que proporcionen los sensores servirá así para reducir el consumo de agua para regar y facilitará la aplicación de fertilizantes y fitosanitarios de la manera más correcta y efectiva, lo que reducirá su impacto ambiental. Además los sensores podrán identificar de forma temprana la existencia de plagas. Estos dispositivos sumados a la inteligencia artificial facilitarán el trabajo de los técnicos que se encargan de elaborar los censos de viñedos. Hasta ahora se utilizaban fotos satélite pero estas imágenes no permitían distinguir en ocasiones entre viñas y plantaciones de kiwis. Ahora se entrenará a esta inteligencia artificial para distinguir ambos cultivos. “De esta manera los técnicos encargados de mantener actualizado el registro de viñedos disponen de una herramienta que les puede ayudar en su trabajo y evitar muchos desplazamientos”, explica la Amtega.

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