A punto de cumplirse nueve años de la muerte de Manfred Gnädinger, conocido popularmente como el Alemán de Camelle, el museo levantado por sus propias manos continúa sumido en el abandono más absoluto. Las promesas de las distintas administraciones de restaurar y poner en valor el emblemático lugar que le dio fama internacional se las llevó el viento y a estas alturas ya casi nadie confía en que algún día se lleven a cabo.

El museo se desvanece poco a poco, por lo que de no buscar una solución pronto, es posible que el lugar desaparezca en un tiempo no muy lejano. Los voluntarios de la Fundación Man preparan estos días una velada para la noche del 27 al 28 de diciembre con motivo del noveno aniversario de su muerte y aprovechan para denunciar este abandono y la "impasibilidad de las administraciones".

Los voluntarios que quieren preservar la memoria del Alemán convocan a todos los indignados a acudir el próximo 27 de diciembre a Camelle para participar en este acto reivindicativo. "Para demostrar a las administraciones que somos muchos los que peleamos porque Man sea reconocido como artista y se arregle su museo", aseguran desde la Fundación. En el caso de que llueva los asistentes podrán resguardarse en la Casa de Cultura de Camelle que lleva el nombre de Man. Desde la Fundación piden a los asistentes que ingresen una cantidad simbólica de un euro en una cuenta en Novagalicia Banco para saber cuanta gente va a acudir al acto. A cambio recibirán un chocolate o café caliente para combatir el frío de la noche.

Desde el Concello de Camariñas también lamentan la dejadez de las administraciones para apoyar la obra de Man. El alcalde, Manuel Valeriano Alonso de León, insiste en que el Ayuntamiento no tiene capacidad técnica ni económica para restaurar el lugar, por lo que si nadie pone remedio se verá condenado al abandono. En los últimos años se celebraron en Camelle varios encuentros de expertos que proponían distintas soluciones para preservar el museo, pero todo se quedó sobre el papel. En junio del 2009 el Parlamento aprobó por unanimidad una propuesta del PSOE para catalogar su obra y estudiar su inclusión como Bien de Interés Cultural (BIC), que corrió la misma suerte. Tampoco se supo nunca el destino de los 120.000 euros que Man legó al Estado tras su muerte con el fin de que conservar su obra.