Los puntos negros de la carretera de Carballo, las imprudencias al volante y los recortes engendran ingeniosas artimañas para garantizar la seguridad en una de las carreteras con mayor índice de siniestralidad de la comarca. Al menos, eso se desprende de los espantamultas que desde hace un tiempo se han plantado en un tramo de la carretera AC-414 a su paso por el municipio.

Dos agentes de plástico que carecen de radar y alcoholímetro pero dan el pego. Al menos, a distancia. Y los que no pisan el freno ante el espejismo de un control, lo hacen para observar a los dos maniquíes que con su pose y vestimenta han arrancado más de una sonrisa a los conductores habituales de la carretera que unen los municipios de Carballo con Malpica.

La identidad del creador de este piloto automático de la Guardia Civil es un misterio. La pareja ha tomado el revelo de una lugar una patrulla de Tráfico habitual en este punto de la vía. Según relatan los conductores, apareció una mañana de improviso, dio el salto del escaparate a la entrada de una rotonda y parece decidida a quedarse. Al menos mientras no la releven los anteriores vigilantes.