-¿Le han puesto deberes?

-No, porque yo ya estaba aquí. Es verdad que llevaba un área y ahora me toca ya no tanto ponerme al día, pero sí mirarme las otras.

-¿Algún tema sobre la mesa que le preocupe especialmente?

-Lo primero es reorganizar el grupo de gobierno, decretos y todas estas cosas....

-¿Y ya tiene clara la reorganización?

-Estoy en ello, pero ya adelanto que el teniente de alcalde va a ser Antonio Bernardo López, era el que me seguía en la lista.

-Muchas quinielas apuntaban a Eva Vilariño.

-Ya, pero no tiene ninguna cosa especial. Antonio me seguía en la lista, no hay nada de raro.

-¿Y habrá muchos cambios en áreas de gobierno?

-No, lo que va a haber son pocas áreas, porque es importante que trabajemos juntos.

-¿Mantendrá a los asesores de Maceiras?

-Lo estoy estudiando.

-Anuncia un vuelco en la política municipal. ¿Hacia dónde?

-Hay un montón de problemas sociales en la calle. No hay trabajo, hay desahucios, alquileres que no se pagan... Ahora lo prioritario es ayudar a esta gente. ¿Las grandes obras? No es el momento. Sí vamos a hacer obras porque hay muchas cosas que hacer, pero no es lo prioritario.

-Maceiras justificó su marcha por la necesidad de una renovación, un cambio de caras. Usted lleva en el Concello más tiempo que él. ¿Cree realmente que puede hablarse de renovación?

-Yo acabo de llegar a la Alcaldía, efectivamente llevo aquí mucho tiempo, pero para las elecciones faltan dos años. Llegado el momento veremos si seré yo el candidato, si quiero ser, si no quiero, lo que dice el partido?

-Pero Negreira ya le ha presentado como candidato

-Bueno ya, (risas), pero lo importante ahora es hacer cambios y que entre el aire fresco. Habrá tiempo para eso.

-Aprovechó la investidura para reivindicar a Deogracias Romeu. Da la sensación de que su política será más afín a la de este exalcalde que a la de su antecesor, que siempre se definió como un alcalde de despacho.

-Juan (Maceiras) y Deogracias (Romeu) eran distintos, pero los dos querían lo mejor para Miño. Claro que yo tuve una relación mucho más familiar con Deogracias, estuve con él desde 1983 a 2003, casi era como un padre. Y sí, Juan era una persona más de despacho y Deogracias más parecido a mí, más campechano.

-Si tuviese que quedarse con algo del mandato de Maceiras, ¿qué destacaría?

-Su lado humano. Aquí vi gente de todos los colores y Juan siempre que pudo les echó una mano; pero todo quedó eclipsado por Fadesa... Aquí se hicieron muchas infraestructuras, se invirtió mucho, no se tiró el dinero. Y yo creo que ahí somos punteros.

-Bien o mal invertido, lo cierto es que Miño carga con una deuda a treinta años.

-Sí, pero hicimos obras muy importantes, se invirtió mucho. Es como si compras una casa...

-Pero pensar ahora en una hipoteca a treinta años...

-Efectivamente, yo también estaba preocupado, pero hablé con el interventor y no es para tanto. Es una deuda a 0,26% (de interés), pero está ahí, y te limita, pero hay que asumirla, no queda más remedio.

-Dice que Maceiras no ha dejado testamento, pero hay asuntos por resolver que vienen de muy atrás. ¿Se plantea un cambio de estrategia en Costa Miño?

-Vamos a ver, a mí lo de Fadesa no me gustó nunca y no quiero echar balones fuera porque yo también estaba ahí, pero a mí me gusta ser disciplinado. Yo formaba parte de un partido, de un grupo y bueno? ahí estuve. Hoy me alegro porque parece que se ve la luz al final del túnel. Hay una sentencia firme que dice que Fadesa debe pagar a los expropiados. Y me alegro mucho.

-Sí, pero ahora deben presentar un recurso de ejecución. Y puede prolongarse, mientras que Fadesa pasa un momento crítico. ¿No le preocupa?

-Hombre, hay que estar a la expectativa, pero yo, desde aquí, lucharé para que paguen a los propietarios.

-Le tocará lanzar más de un órdago. ¿A usted también le gusta el póquer?

-No (risas). Yo soy más de tute y dominó y ni siquiera juego bien, no me concentro.