No se resignan a perder uno de los emblemas turísticos de Sada, su cuatro estrellas. Y montarán todo el barullo que sea preciso para insuflarle vida a un hotel que encara sus veinte años en horas bajas, un embargo y dos subastas fallidas. Más de doscientas personas arroparon ayer a la plantilla del Sada Marina, que ha ya dado por rotas las negociaciones con la empresa, aferrada a un ERE de extinción.

Vecinos, comerciantes, políticos de la oposición, allegados de los trabajadores y exempleados del hotel se dieron cita ayer a las seis de la tarde a la entrada del cuatro estrellas. Armados con pancartas y enseñas del sindicato Central Obreira Galega la tropa encaró la Avenida da Mariña, la calle de la Obra y de la playa, especialmente transitadas por el feirón. Y, esta vez, los trabajadores sí que consiguieron montar follón. Las ya reiteradas ¿Qué pasa, qué pasa, no hay hotel en Sada? fueron de la mano de otras consignas, más que pesimistas sobre el futuro turístico de Sada sin un hotel: A Sada quién va a venir si no hay donde dormir o un más directo A dormir en la playa. Otras iban dirigidas a la gente que flanqueaba la protesta con un hoy somos nosotros, mañana seréis vosotros. Casi una hora les llegó completar su recorrido. Es la segunda movilización de los empleados desde que los propietarios anunciaron el cierre del hotel, a principios de abril. Desde entonces, son los únicos inquilinos del cuatro estrellas. Los catorce trabajadores fijos acuden a diario al hotel. A oscuras. La luz hace ya semanas que se cortó por impago. Su próximo acto de reivindicativo será el próximo pleno, en el pleno. Y lo siguiente dependerá de las opciones que el alcalde, Ernesto Anido, les traslade esta semana. "Queremos propuestas concretas, no buenas palabras", avisan.